No me considero una persona políticamente correcta, ni compasiva, ni nada por el estilo. Por mí, que cada uno haga lo que quiera, pero que tenga en cuenta a los demás. El lunes Pablo Motos abría su ‘El Hormiguero a diario’, del que ya hablé aquí y después me retracté aquí. Ahora lo tenemos que soportar de lunes a viernes en lugar de sólo los domingos, qué suplicio.
Lo cierto es que algunas secciones tienen gracia. La del científico loco (sólo si subtitularan al científico en cuestión, en serio, ¡aprended dicción!) está interesante y graciosa, y hay otras que no están mal. Sin embargo, el lunes, el día de su estreno, sacaron a Toño, guionista del programa y monologuista, apodado ‘El Diablo sobre ruedas’.
Su monólogo, amparado en el «me río de mí mismo porque voy en silla de ruedas» fue, francamente, sonrojante. Es cierto que ver cómo la gente tiene compasión de ti debe ser una cosa terrible, pero… ¿en serio era necesario utilizar ese humor tan chusco, burdo, vulgar y cruel? Vale que esta persona acudió voluntariamente a hacer este monólogo, pero es probable que alguien en su misma situación, se haya sentido atacado. Es una pena que, bajo iniciativas de este tipo, la gente esconda palabras como «integración» o «normalización». Os propongo que vosotros mismos seáis los que decidáis, pero esto, para mí, es de mal gusto. Vaya tela con la broma de las manifestaciones de la AVT, vaya tela…