El grupo, a la cabeza, a mucha honra, del tontipop patrio, nos ha dejado, entre referencias a los cines Renoir o al mainstream, algunas de las mejores y más divertidas canciones sobre el costumbrismo moderno, como ‘Yo ya no’ o, sobre todo, ‘La más fané’. Sin embargo, el primer single del nuevo álbum, ‘Todo lo que no’, deja de piedra porque rebosa, ejem, madurez. La melodía es preciosa, la letra (a pesar de que por la referencia a Stereo Total parece que los acaban de descubrir cuando los hemos visto en el 8 dos veces) emociona desde, de nuevo, lo más tonto del día a día, y todo el tema contiene una calma impropia (pero admirable) de la triste canción de amor que en el fondo es: un grower en toda regla.
Sin embargo, los fans no tienen por qué preocuparse. ‘Todo lo que no’ conserva el lado naíf de L-Kan, y aparte de esta y la versión de Esmeralda Tuk y Los Perros de la Luna (?), de ‘Normas de equivocación’, que podría ser de Fangoria por el número de sustantivos abstractos que contiene, el resto del disco va más por su línea de siempre. ‘Señora’ está inspirada en el barrio Salamanca («yo quiero ir de cacería / a conocer José Marías»), ‘Bailan’ recoge los desencuentros yo creo que de 2 fotologuers, lo que contábamos en el primer párrafo, ‘Pobrecilla’ pegaría en la banda sonora española de ‘Barrio Sésamo’, ‘Espinete y sus amigos’, que no se puede decir, pero es uno de mis discos favoritos, y ‘No puedo más’, como retrato de ese/a amigo/a ligón/na que todos tenemos («Si pregunto por Rafa, eso ya es agua pasada») da la risa.
Al final la realidad que cuentan es tan cercana que es imposible centrarse en que los arreglos de cuerda o piano a veces no les han quedado tan bien, o que el country ‘Yo os comprendo a todos’ queda muy lejos del nivelazo de Dinamita Pa los Pollos. Simplemente oirás ‘Somos otra cosa’ y te lo pasarás bien porque, como promocionan, es el disco más completo de L-Kan.
Calificación: 7/10
Temas destacados: ‘Todo lo que no’, ‘Bailan’, ‘Señora’, ‘Normas de equivocación’
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