El planteamiento es el siguiente (prometo poner mucho cuidado para no meter spoilers como castillos, que en esta película es complicado): cuatro matemáticos se encierran en una habitación invitados por otra persona con la intención de resolver el enigma matemático más ingenioso jamás planteado. Guay. Sin embargo, la mente enferma que los encierra, lo que hace en realidad es plantearles enigmas de los que todos hemos resuelto alguna vez en primaria (tipo una habitación hermética con una bombilla dentro y tres interruptores fuera, ¿cómo saber abriendo una vez la puerta cuál es el que enciende la bombilla?) y les da un tiempo determinado que al sobrepasar, hace que la habitación empiece a encoger. Tiene buena pinta pero… ¿los enigmas son realmente de primaria? Sí, os lo juro, por momentos parecía que saldría Ramonchu por ahí.
Lo más fuerte es que, de repente, pese a un planteamiento ejemplar, un inicio muy entretenido e interesante y una trama que flojea a veces pero no es del todo mala, resulta que llegamos a un desenlace ciertamente decepcionante, cogido con alfileres y verdaderamente lastimoso. Relaciones incomprensibles entre personajes, personajes que resulta que al final no pintan nada en toda la historia y que te preguntas ¿entonces que hacían ahí? y cosas por el estilo. Por otro lado hay cosas francamente predecibles y recursos de guionista no ya de segunda, sino de tercera, en especial durante los últimos minutos. Lo de que es angustiosa y que te mantiene en tensión no sé de dónde se lo han sacado, porque sinceramente, no es verdad. Y la última frase es de llevarlos a juicio.
Por cierto, que la banda sonora corre a cargo de Los Planetas, así que no intentéis entender las letras.5.