La copla y el flamenco no son géneros que trabajemos mucho, todo sea dicho. Nos gustan los recopilatorios y discos de rigor de Bambino, Veneno, Enrique Morente, Raimundo Amador o Rocío Jurado, pero mentiríamos si dijésemos que nos los ponemos todos los días. Sin embargo, cuando tuvimos la oportunidad de entrevistar a Falete, que se encuentra promocionando su nuevo disco, ‘¿Quién te crees tú?’, que alterna versiones con temas originales, no nos lo pensamos ni un momento. Nos prohibieron, eso sí, mencionar durante la entrevista cualquier tema relacionado con lo del secuestro «fake» de su novio y demás. La verdad es que no nos costó mucho, porque el personaje y su música se sostienen de sobra por sí mismos.
¿Cómo hace uno para acercarse a un tema como ‘Pena penita pena’, que está en el imaginario de casi cada una de las personas que hablan español en todo el mundo?
Desde luego con mucho respeto. Sin olvidarte nunca que ese tema es de La Faraona, y que tú lo único que quieres hacer es un homenaje desde la humildad y desde la dignidad.
Porque es algo que imagino, al principio, da mucho vértigo…
Da cosita, sí es verdad que da cosita.
Tengo que reconocer que a mí me ha gustado, pese a que no soy gran aficionado a la copla.
Ha quedado precioso, sí.
¿Qué le dirías a esa gente que opina que la copla es un género un poco anticuado, o que quizá no se ha sabido adaptar demasiado bien al paso del tiempo?
Pues que es mentira, que están equivocados. Que escuchen a Falete y se darán cuenta.
Muchos medios te consideran «el renovador de la copla»…
Por eso mismo.
¿Tú qué opinas?
Yo lo cierto es que crear no he creado nada. Pero la palabra «renovar» me gusta mucho, porque he ido cogiendo temas y los he ido trayendo a mi terreno, a mi manera de ser y de sentir. Todo esto con la gran suerte de que mi público es muy heterogéneo: joven, adulto e incluso mayor. El flamenco ha sido un género siempre muy encasillado en un público conservador, tradicional, más maduro. Como yo lo llamo, «la España de nuestras abuelas». Y la copla no es eso, la copla es parte de nuestra cultura, es un género de genios y nunca muere. Sólo que muchas veces se tiene que guardar en la lámpara maravillosa hasta que llegue alguien y la frote, para que salga afuera.
En tu carrera discográfica siempre has sentido fijación por los clásicos de la copla.
Sí. ¡Y sigo!
Y te quedan por hacer cientos de miles.
(Riéndose) ¡Y me queda tela!
Pero… ¿por qué?
Porque son dignas de admirar, de seguirlas cantando. Y porque me gusta, me he criado con ello y no lo hago mal del todo…
¿Pero es que ya no se hacen canciones de flamenco como las de antes?
Sí se hacen, sí. Basta con darse una vuelta por un tablao. Lo que sí que es verdad es que a la hora de grabar un disco, la discográfica lo que quiere es vender la mayor cantidad de copias posible. Y es que, el público del flamenco ortodoxo es un público reducido. Así que casi nadie compra un disco de flamenco puro. Por eso los que hacemos esto tiramos a hacer algo un poco más comercial, a versionar cosas y que suenen flamencas. Ahora, que como una seguidilla bien cantada, con un cantaor y un guitarrista, eso quita el sentío a quien verdaderamente le gusta y ama el flamenco. Si no te gusta, ya te gustan otro tipo de artistas, que suenen «flamenquito»… pero entonces ya le ponemos el -ito al final. Ya no es flamenco.
Pero tú consideras que te han dejado hacer siempre lo que te ha apetecido…
Lo que me ha dado la gana, en pocas palabras.
¿Y qué otros géneros, además del flamenco, te gustan?
Todos. Me gusta la música clásica, me gusta la música étnica. Me gustan los ritmos cubanos, afro-brasileños, latinos… La música hindú, árabe… ¿A quién oigo en casa? A cualquier artista menos a Falete.
¿No te gusta ponerte tus discos?
A mí no. ¿Para qué? ¡Si ya me tengo en el subconsciente todo el día cantando! ¿Para qué más? (risas).
¿Y no has pensado cambiar un poquito de estilo, moverte un poco, aunque sólo sea en una canción?
No, no lo he pensado. No me importaría, si tengo que hacerlo lo hago… Pero siempre he tenido tan claro lo que quería…
Has compartido escenario con lo más granado del flamenco español. ¿Qué se siente?
Mucho respeto. Miedo no, nunca he tenido miedo de nada. Pero el respeto es fundamental, me gusta sentirme inferior, aprender, que me eduquen en el arte quienes llevan una trayectoria enorme. Ahí es donde te curtes como artista y como persona. Yo siempre destaco cuando hice el dueto con Rocío Jurado porque ella estaba mala y estaba ahí, al pie del cañón, era la que -además- nos daba ánimos a todos y nos tranquilizaba.
¿La copla es un género triste?
No, qué va. En absoluto. Vete a la historia de la copla y a sus autores, y verás que hay canciones simpatiquísimas. Pero es verdad que todo lo trágico se hace más atractivo. Es un género pasional, te quiero, te odio, me has dejado por otra… Es un género masoquista. La copla de la que estamos hablando ahora, la de los éxitos grandes, se compuso para una España muy gris, con una mujer muy poco valorada. Y el autor siempre escribía metiéndose en la piel de esa mujer, sobre la que el hombre tenía una autoridad superior. Era la que se enamoraba, la que se llevaba todos los palos pero te seguía amando. Después de esa España gris, España se ha vuelto celeste, blanca, de todos los colores y esto sigue pasando. Camela, por ejemplo, venden discos una barbaridad y siguen cantándole al amor. Y eso no es teatro, es la realidad de la vida y le pasa a todo el mundo.
¿Y no se cansa uno de ser siempre tan trágico?
No, porque son canciones. Y a la gente lo que le interesa es la historia que cuenta el artista, es como el escritor que escribe una novela. Es un cuento, no tiene que haberte pasado. No es todo tan trágico, yo por ejemplo soy un cascabel. En la vida de todas formas hay que ser muy pasional, ponerle el corazón y los cinco sentidos, que así te va la vida de puta madre.
¿Crees que tú, echando la vida atrás y viendo por todo lo que has sufrido por tus circunstancias personales, cantas tan bien la copla por lo mal que lo has pasado?
No. Algún día, cuando pase el tiempo os pondré cosas mías con 6 años, y escucharéis un niño cantando. No lo hago con la seguridad que lo hago ahora, pero lo hago muy bien. La vida te va dando golpes y palos, pero no se le canta mejor al desamor después de los palos. Sí te vuelves más duro, más seguro, pero el sufrimiento no te hace cantar mejor.
Me imagino que conocerás y te gustará Bambino.
¡Qué valor! (Risas) ¡Tú no tienes vergüenza!
Crees que la copla y el flamenco en general, que hablábamos antes de que son géneros conservadores y tradicionales, han marginado de alguna manera a cantantes cuya orientación sexual era diferente?
Yo creo que eso no es culpa de la copla ni del flamenco. Creo que era más bien la sociedad del momento la que no dejaba a la persona expresarse como sentía. Yo he comentado muchas veces que si hubiese vivido esa época, a mí o me dan dos tiros o me sacan del país o hubiese sido revolucionaria como Agustina de Aragón, porque a mí no me iba a cambiar nadie. Pero es triste que alguien se tenga que reprimir y que tenga que hacer cosas a escondidas.
¿Ha cambiado esto a día de hoy?
Hombre, claro que ha cambiado. Y si no, que cada uno haga lo que le salga de los cojones, que yo sé lo que tengo que hacer. Yo nunca en la vida me he sentido rechazado o marginado. Está claro que a todo el mundo no le puedes gustar, y a mí tampoco me gusta todo el mundo…
Manuel Alejandro es uno de nuestros compositores favoritos.
¡Es un crack! Es mi compositor favorito también.
¿Qué significa para ti cantar un tema suyo?
Mucho. De hecho, el título del nuevo disco, ‘¿Quién te crees tú?’, es de un tema suyo. Para mí ha sido uno de los compositores más realistas. Y las frases son buenísimas. ‘Se nos rompió el amor’, por ejemplo, es un tema buenísimo, que contiene mucha verdad. Hay temas de Manuel Alejandro que te desmontan. Manuel también me hizo ‘Puta mentira’, y es una canción dura. A mí me ha hecho temas de darte cabezazos contra la pared, y yo se lo he dicho a él: «maestro, usted no tiene vergüenza, me destroza cada vez que leo algo suyo».
¿Con qué letra de las que te han compuesto te identificas más?
Con todas, porque a mí si algo no me gusta, no lo canto. De Manuel Alejandro, por ejemplo, no me gusta todo.
Alguna vez has dicho que te gusta Internet…
Y formo lo más grande en el ordenador, porque lo lleno de virus, no lo entiendo. No sé ni poner un mensaje con el móvil. Me gusta pero no me entero.
¿Y qué pasa con tu web?
Que estamos haciendo una nueva. Estaba un poco antigua, quise arreglarla pero yo no sabía que eso era tanto follón…
¿Tienes contacto en general con tus seguidores?
Sí, claro. A través de Internet, a la oficina llegan montones de emails, cartas… Y yo siempre contesto. Tardo más o tardo menos, pero siempre contesto. A mí me ha gustado estar siempre con el público, salir a la calle, ir al Mercadona a comprar, salir a tomar una copita y pasármelo de puta madre con mis amigos de toda la vida. Los divos y las divas no me van, y el estrellato no me asusta ni me domina. No he dejado que mi vida cambie, aunque hay cosas que son inevitables y la popularidad y la fama te limitan algunas cosas.
¿Qué te importa más, el éxito en ventas de tu disco o el de los bolos?
Pues 50-50. ¡O 100%! Me importa todo. Con toda la historia que hay de piratería, el artista ya no puede vivir de sus discos. Pero ni el artista ni la discográfica ni todos los que hay detrás de un disco, porque no estoy solo yo. Yo vivo con los conciertos. Pero es una satisfacción para mí cuando alguien llega y me pide que le firme un disco, porque así sé que mi trabajo va a estar en su casa toda la vida.