La sorpresa de la temporada, ganadora del Globo de Oro a mejor película y favorita para los Oscar, es ‘Slumdog Millionaire’. Hay gente que no puede creerse que una película sin famosos, medio en indio, haya podido llegar hasta aquí. Yo tampoco. Aunque no precisamente por estas razones, sino por otras.
La película cuenta la historia de un muchacho, Jamal Malik, que está concursando en ‘¿Quiere ser millonario?’. En una primera mitad del programa ha ganado 10 millones de rupias, pero falta la segunda mitad, a rodar y emitir el día siguiente, cuando puede llevarse hasta 20 millones. Es pobre, inculto y nunca ha estudiado, por lo que la organización está segura de que ha hecho trampas y le tortura para que confiese la verdad antes de tener que volver al rodaje.
La estructura de la película es: una pregunta y a continuación la explicación de por qué Jamal sabe la respuesta, lo que sirve para retratar la sociedad de la India, la fascinación por las estrellas de Bollywood o los enfrentamientos entre hindúes y musulmanes.
El problema claro de ‘Slumdog Millionaire’ es que no ahonda lo suficiente en ninguna de esas interesantes partes, sino que pasa de una a otra sin ningún tipo de tensión ni emoción, casi de manera predecible. Jamal ha ido en realidad al programa para que su amada le vea por la tele, pero hasta esa historia de amor se queda en lo superficial, con un final a todas luces decepcionante, después del que no sabes si pensar que has visto una comedia romántica… o no. Ni las canciones de M.I.A.
ni el guiño bollywoodiense arreglan este pequeño desaguisado.