Obra Maestra: El juego de tu vida

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Obra Maestra: El juego de tu vida

Las obras maestras marcan un antes y un después en el mundo de las artes. Si consideramos hacer televisión un arte, seguro que este programa es una obra maestra. Se alimenta de lo mejor de la telebasura (es un cruce entre ‘El diario de Patricia’ y ‘La máquina de la verdad’), pero da un paso más. No se limita a copiar. Hablamos de este programa en este post, en el que otro miembro de JNSP lo puso a caldo, pero yo estoy fascinado y semana tras semana me quedo con la boca abierta literalmente viéndolo. Como si estuviera escuchando el álbum de un grupo que no deja de superarse disco tras disco. Da la risa, a veces bajón y otras te parece estar teniendo alucinaciones. No es un porro, es el ‘El juego de tu vida’.

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El programa consiste en lo siguiente. Antes de comenzar, detrás de las cámaras, el «concursante» contesta a 200 preguntas ante un polígrafo. Después, frente a Emma García, responde a 21 preguntas sobre su vida íntima un «sí» o un «no». Tiene que decir sólo la verdad. Si miente, consciente o inconscientemente, pierde el dinero acumulado. Hay de todo, desde jefes que les lloran a sus empleados para no pagarles, hasta gente que quiere más a sus amigos que a sus novios y por supuesto maridos y mujeres infieles.

Sobra decir que la pregunta contiene la respuesta. Cuando te preguntan si tu suegra te hace regalos horripilantes, es obvio que la respuesta es «sí». Por eso ese pulsador que pueden utilizar los amigos y familiares para librar a un concursante de contestar algo no sirve absolutamente para nada y cumple sin duda sólo la función de guiño pop al maravilloso pulsador de ‘Lo que necesitas es amor’ y de puntazo surrealista en su fin, que es totalmente desconocido. Si la pregunta está hecha es obvio que el pulsador ya no sirve para nada. Bueno, sí, a una concursante hace unas semanas la libró de enterarse de que su marido pensaba en acostarse con otros hombres… para enterarse un minuto después de que se había acostado de hecho con una transexual. ¡Qué alivio!

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Más trágico es el descubrimiento para el espectador naíf e ingenuo de la cruda realidad de las miserias humanas, que son inescrutables. Que creas que tu marido te puso los cuernos estando embarazada y sigas pensando que tus amigas te tienen envidia por estar con él es una posibilidad en la mente de una persona. ¿No es maravilloso?

Pero sin duda lo mejor es comerse la cabeza sobre si a uno le pillarían con alguna mentira y con cuál sería. Anoche una concursante, después de revelar al mundo que se había comido un helado en «el miembro viril» de su novio, con su anciano padre mirándola fijamente en el plató, que todos sabemos que lo primero que imagina un padre todas las mañanas y lo último que imagina todas las noches es a su hija comiéndose la polla de su yerno, al cual por cierto odia, rodeada de helado de fresa; después, decía, de esta ordinariez y de que nadie apretara ese pulsador inútil, la chica no quiso reconocer que se le había pasado por la cabeza acostarse con otro tipo y perdió toda la pasta. ¿Pero es que la gente no tiene ojos?

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O quizá lo mejor sea esa enorme, grande Emma García que ya ni se molesta en fingir que le importa algo de todo esto. Simplemente se gira de vez en cuando para preguntar a los familiares, al borde del llanto: «¿Qué tal? ¿Todo bien por aquí? ¿Qué, durillo, no?». Y a otra pregunta. ¿O mola más esa realización que corta todo rápidamente en cuanto un concursante falla? ¿Por qué? ¿Por el pollo que montan? No se sabe. Pero todo es una caricatura de las caricaturas de Almodóvar a este tipo de programas. ¿Para cuándo un DVD con la primera y la segunda temporada de ‘El juego de tu vida’ con extras de otros países, tomas falsas, el cómo se hizo, de dónde surgió la idea original del programa, etcétera? Yo ya se lo he pedido a los Reyes.

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