En este país en el que Amy Winehouse ha sido capaz de vender 160.000 copias de ‘Back To Black’, Lily Allen no ha conseguido ni reunir a 300 fans que se compraran ‘It’s Not Me It’s You‘ en la semana de su salida. El disco no ha llegado a nuestro top 100 mientras que ha sido número 1 de calle en Reino Unido y número 5 en Estados Unidos. ‘The Fear’ por supuesto tampoco aparece en la lista de singles ni entre las canciones más radiadas.
Podemos pensar que su CD es uno de los más caros que se encuentran en el mercado (17,95 euros), pero desde luego esa no es la razón de que no suene en radio. Más bien parece que ese eterno limbo entre «soy demasiado alternativa para entrar en radiofórmula» y «soy demasiado famosa para tener buenas críticas» perjudica especialmente a Lily Allen.
Para muestra la que le cayó cuando después de dar un divertidísimo concierto en el Summercase, la RDL la llamó «medianía» indigna de tocar en un festival, poco más o menos, y tampoco a los comentaristas de este site os gustó especialmente su show.
Sea cual sea la razón por la que Lily no gusta en España, lo claro es que este hecho probablemente la influya para excluir a nuestro país de sus giras, como ha hecho. ¿Si actuara, llenaría? ¿Se arriesgaría a perder dinero para bajar hasta aquí? ¿Estaría dispuesta a bajar su caché para complacer a unos pocos fans? Nunca se sabe. Puede que la lista de ventas no sea indicativa del éxito de un artista, pero a nadie se le ocurre otra. Con todos los festivales de Sinnamon en punto muerto, parece poco probable que otro festival confíe en su propuesta. Es decir: nos quedaremos sin verla. Y además, no nos podremos quejar.