Kraftwerk, Daft Punk, Madonna, Beastie Boys, Boards of Canada, Air, Cher o, ya más recientemente, Kanye West han sido artistas que han utilizado la distorsión vocal en alguno de sus temas, bien con vocoder, bien con el ahora imprescindible autotune. Pero si Cher nos dejaba el lado más empalagoso de este recurso y lo llevaba de las minorías electrónicas a las listas de éxitos, hay un grupo que ha hecho de la distorsión vocal una de sus señas de identidad, aunque en el lado más oscuro y misterioso: The Knife.
La experimentación vocal que tímidamente asomaba en el primer disco de The Knife, fue tomando protagonismo en ‘Deep Cuts’, para ya ser una parte fundamental en su aclamadísimo ‘Silent Shout’, en el que las capas vocales distorsionadas de Karin Dreijer y de su hermano Olof eran ya un instrumento más.
Tras el descanso largo que se han tomado The Knife, la mitad femenina del dúo, bajo el nombre de Fever Ray, publica uno de los trabajos más densos y oscuros de este 2009. Es un álbum que recoge la atmósfera de ‘Silent Shout’, despojándolo de la parte más bailable y sumiéndolo un poco más en la penumbra, mientras sigue jugando con el pitch de la voz hasta dejarla completamente irreconocible en algunos momentos del disco.
Fever Ray se inspira en la duermevela, los sueños y las pesadillas, para componer piezas de una electrónica orgánica y onírica, tanto en los sonidos como en las letras, desconcertantes en algunos casos, que recuerda al Peter Gabriel más étnico de los 80 y a la claustrofobia del ‘Mezzanine’ de Massive Attack, a la vez que despliega perfectamente una artillería de beats minimalistas salpicados de multitud de detalles en una producción muy cuidada.
Si su primer single, ‘If I Had a Heart’ es el momento más asfixiante del disco, con unas bases que no terminan de explotar, más adelante nos muestra que hay espacio para que entre un poco de luz en temas como ‘Seven’, ‘I’m Not Done’ o ‘Triangle Walks’, que es prácticamente el único tema que invita a bailar un poco. Eso sí, siempre conservando la homogeneidad del proyecto, que aunque en una primera escucha pueda parecer muy lineal, poco a poco nos irá revelando todos sus matices.
Enigmático, hipnótico, imprescindible, genial.