La propuesta consiste en pasar las canciones de la Mala por el filtro del jazz y una «big band». Para ello se rodea de la Original Jazz Orquestra, Refree a los teclados y guitarras y encargado de los arreglos, un percusionista, una corista buenorra y un DJ a los platos. En total, casi 20 músicos en escena.
El marco del teatro creaba una atmósfera bastante chula para el concepto del show y, curiosamente, se pudo ver público de muy diferente pelaje. Con media hora de retraso «porque me da la gana, que esta gente del teatro trabaja muy pronto y querían empezar a las ocho y media» apareció La Mala en escena.
Después de la versión de The Commodores que se marcó la banda, ‘Tengo Un Trato’ fue la canción elegida para comenzar el show. La primera sensación fue de incertidumbre; en mi caso, nunca había conseguido ver a La Mala en directo
, a pesar de llevar un montón de años siguiéndola y de repente, escuchar todo tan diferente descoloca. Pero descoloca para bien. Los arreglos de Refree y la Orquesta ni enriquecen ni empobrecen los temas de la Mala, los convierten en algo distinto, interesante y, sobre todo, muy bien hecho.Hay versiones, como la de ‘La niña’, que son flipantes, (si bien es cierto que la materia prima ya era muy buena). Había momentos en los que simplemente te quedabas con la boca abierta. Lo mismo pasó con la versión de ‘Déjame entrar’ en los bises, cantada sólo con Refree al piano. Potente y preciosa.
El sonido quizá fue uno de los fallos: había veces (pocas) en que no se entendía lo que María decía (cosa bastante chunga para un rapero) y otras ocasiones en que la orquesta sencillamente sonaba demasiado alta. Probablemente el Teatro no sea el recinto más adecuado para este espectáculo por su acústica.
En ‘Toca Toca’ la Mala tuvo que parar la canción a la mitad. El arreglo que se ha hecho a la canción está pensado para que el público grite y responda en el estribillo, y creo que por estar cómodamente sentaditos en butacas e impregnados de esa sensación de «estoy en un teatro y no en un concierto de rap», la gente no supo (o no se atrevió) a reaccionar. Así que la Mala paró la canción, dijo: «no me gusta la actitud» y después de echarnos la bronca y hacernos gritar durante el tema, consiguió que la cosa cambiara y que todo se encendiera más.
No faltó ningún hit, repasó canciones de sus tres discos, hubo algún tema nuevo y la gente disfrutó mucho. Pueden decir que la Mala se ha vendido, que se ha convertido en una facilona, bla bla bla, pero lo que transmite es estar convirtiéndose en una artista completa. Ha aprendido a cantar, sabe ser una entertainer y está monísima. Ojo con la Mala. Podéis ver el reportaje que hicieron en TVE aquí.