Para empezar, lo de siempre: un DJ pinchando música de baile y unos gogós directamente salidos de los 90 haciendo que bailaban para intentar amenizar la espera a unos asistentes que, aparte de escasos, moríamos de calor, de sed y de aburrimiento. Y es que hasta las 20:30 no salió al escenario una delgada Amaia Montero, esa mujer que hacía el mismo servicio teloneando a Kylie que Labuat haciéndolo para Beyoncé, es decir, un completo despropósito. Lo mejor de su actuación fue sin duda su brevedad. Tal y como la propia Amaia comentó con un «no me gusta dar conciertos de día», la luz natural y el calor no ayudaron nada a que el público, desganado, se metiera en materia, y sus canciones fueron pasando, una por una, sin pena ni gloria por el escenario ante una audiencia que no coreaba sus canciones porque no se las sabía. Sólo consiguió levantar los ánimos cuando echó mano de hits de La Oreja de Van Gogh como ‘La Playa’, después de soltarle al público un «hay que saberse mejor las canciones». Pero ni con esas, porque la gente allí congregada esperaba más a la australiana que otra cosa.
Teniendo en cuenta la ausencia reiterada de Kylie en los escenarios españoles durante tantísimo tiempo, el hecho de tenerla en Madrid dos veces en tan sólo 13 meses es todo un lujazo para un fan como el que escribe, pero sobre todo lo es teniendo en cuenta la maravilla de concierto que nos ofreció ayer a los asistentes. La australiana, increíblemente guapa, dio un concierto de algo menos de dos horas, consiguiendo enloquecer a un público incluso más homosexual -si cabe- que el de costumbre, dadas las fechas próximas a la celebración del Orgullo Gay en Madrid, que hicieron que todo el evento estuviera tintado de referencias «orgullosas» y banderas multicolor, pareciendo incluso que los conciertos eran parte de las celebraciones del MADO09 más que de la organización de la MTV.
A grandes rasgos, el show fue una versión aligerada del X Tour del año pasado, con un setlist muy parecido, aunque algunos bloques se recortaron o incluso desaparecieron por completo, como el de estética japonesa. Entre las diferencias, destaca la muy celebrada ‘Better The Devil You Know’ que decidió incluir en el bloque «Loveboat». La escenografía, en cambio, sí que fue sensiblemente simplificada, reduciendo el despliegue luminoso a la pared trasera y eliminando el impresionante suelo de LEDs de la pasada gira, así como la calavera que preside su acelerado ‘Slow’. Por otro lado, y en esta línea, el vestuario de la artista sufrió importantes cambios, adaptándolo a los rigores del verano madrileño.
No obstante, lo importante es destacar cómo anoche se hizo patente lo de «menos es más», porque pese a no contar con una escenografía tan impresionante como la última vez, la pequeña australiana consiguió meternos a todos en el bolsillo, entregándose al público como nunca antes la habíamos visto. Habló más y mejor -suponemos que su relación con Velencoso está haciendo mejorar su castellano a pasos agigantados-, cantó estupendamente y bailó mucho más de lo habitual, fundiéndose mucho mejor con su cuerpo de bailarines.
El momento sin duda más bizarro de toda la noche tuvo lugar cuando Kylie nos presentó a su estrella invitada, Miguel Bosé, y nos anunció que iba a cantar una canción con él. «Vamos a ver» -nos dijimos- «si ya ha cantado ‘Kids’, que es su canción apta para duetos improvisados, debe de ser que Papito se va a hacer un Álex Syntek cantando en español el ‘In My Arms'». Pues no. Nos quedamos absolutamente petrificados al darnos cuenta de que la canción escogida para el dúo resultó ser ‘Como Un Lobo’, de Papito, y ver que la que terminó haciéndose un Bimba Bosé en español fue Kylie. Eso sí, el público se volvió loco y las gradas se cayeron de la excitación. Menos mal que con todo este barullo casi no se notó como el sinvergüenza de Bosé encima se permitía el lujo de ignorar a Kylie cuando ella le tendía las manos para hacer un baile conjunto, relegándola a un papel de pseudocorista que nos indignó completamente.
Cabe destacar también que en los esperados bises, que incluyen esa lluvia de papelitos dorados que tanto nos gusta al final de ‘No More Rain’, la novia de Andrés Velencoso nos regaló, a petición popular, un íntimo pedacito en acústico de ‘The One’, canción favorita de JNSP, que inexplicablemente no fue incluída en el setlist de la gira. Tras ésta, un festivo cierre de noche con su clásico ‘I Should Be So Lucky’, eso sí, envuelta esta vez en una bandera española, que suponemos que en la intimidad cambiará por una senyera.
Y así cerró el MTV Day 2009 que en su pasada edición de 2008 contó con más afluencia de público, más horas de conciertos y más grupos invitados, entre ellos Dover y Maroon 5. Veremos qué nos trae la edición de 2010.