Terror a pagar por la música

Spotify presentó ayer su primera aplicación para iphone, aunque a mejorar, fascinante en su versión off-line, y el primer paso para su desarrollo en todo tipo de móviles. Son muchos los que opinan que cuando podamos escuchar Spotify en nuestros ipods o móviles, la música habrá cambiado definitivamente para siempre. De hecho, un estudio reciente en Reino Unido indicaba que las descargas no pagadas habían bajado drásticamente desde que se han popularizado programas de escucha en streaming como Spotify. Pero hay un problema, claro. De momento sólo los usuarios premium de Spotify, los que pagan 9,99 euros al mes, pueden transportar sus listas de reproducción al iphone. ¿Superará el público el trauma de tener que pagar por música? ¿De tener que pagar por un servicio que utiliza todos los días? ¿Aunque sea por algo que le cuesta menos que un litro de cerveza en una sala de conciertos? Parece que no. Pagar 10 euros al mes podría ser demasiado doloroso.


El porcentaje de adolescentes que bajan música de internet sin pagar ha pasado del 42% al 26% desde diciembre de 2007 a enero de 2009. Hace unos días, nuestro veterano lector Rafel expresaba en un comentario un sentir general: ¿por qué comprarse los discos de Michael Jackson si están todos en Spotify? Desde que existe Spotify, somos muchos los que, antes de rescatar un álbum viejo de una montaña de cd’s, lo buscamos en Spotify y lo hacemos sonar. La función de Spotify en nuestras vidas en los últimos meses ha sido fundamental. Hasta el punto de que podríamos decir que marginamos de alguna manera, que escuchamos menos, los discos que no aparecen en su catálogo. Parece fácil imaginarnos pagando una cuota simbólica por un servicio que se nos está haciendo tan necesario como respirar, pero hay mucha gente que no está dispuesta.

El mismo lector Rafel nos sorprendía con lo que creemos, de nuevo, un sentir general: «Ahora, ¡el día que Spotify se haga de pago lo mismo vuelvo al fetichismo!», decía, refiriéndose a que si Spotify se hacía de pago, volvería a utilizar sus cd’s. No debería, en realidad, sorprendernos tanto. Cuando Last.fm informó de que pasaba a ser de pago, se formó una revolución en internet. Incluso la gente enganchada a su organización de listas y artistas favoritos despotricó. Y no era para tanto: sólo la radio pasaba a ser de pago… y su precio hasta da vergüenza escribirlo en un artículo: 3 euros al mes. ¡3 euros al mes!

Algunas reacciones a esta noticia fueron algo parecido a esto: «Yo tampoco uso la radio. Uff, ¡vaya sustaco me habéis dado!», «Menos mal que es sólo la radio, que si no ya me veo con marcapasos a los 20», «Joer casi me da un algo al leer el titular («Last FM se vuelve de pago»), «el corazón en un puño», «¡ay! ¡que casi me muero del ataque! menos mal que es sólo la radio» o «para mí sí es una tragedia». Sólo un usuario llamado Milhaud argumentaba: «tres euros tampoco es tanto dinero por escuchar la música que realmente nos gusta». Un aplauso, por favor.

Spotify ya tiene una versión de pago que te libra de escuchar sus simpáticos anuncios, pero por supuesto nadie la ha escogido. Parece claro que si sólo existiese esta, el programa correría la misma suerte que Yes.fm, que se rumorea revisará su modelo de negocio (de pago) a partir del próximo otoño.

El streaming está marcando el camino de la industria hasta el punto de que las listas de ventas en Reino Unido probablemente incorporarán las reproducciones en Spotify o We7 a partir de 2010. No cuesta imaginar a esos británicos que semana tras semana arrasan comprando en iTunes sus pistas y discos favoritos, pagando 10 euros por poder utilizar Spotify en cualquier punto de las islas. La pregunta es, de nuevo, si los españoles pasaremos por caja o nos inventaremos algo que nos lo haga gratis, a la desesperada.

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Publicado por
Sebas E. Alonso