Ya sabemos que una columna firmada no representa la opinión de un medio de comunicación, que para eso están los siempre fastuosos editoriales, pero es gracioso que el mismo periódico haya acogido estos textos tan dispares. En el primero, aparentemente firmado en 2006, Guillem Martínez hablaba sobre el año 1997 y, entre otros sucesos de carácter socio-político, concluía que la canción del verano era, «según los expertos, ‘Corazón partío’, de Alejandro Sanz».
No está muy claro cuánto las canciones del verano de Alejandro Sanz agradaban a Guillem Martínez, con frases como «La canción del verano no es una colección de joyas. Es más bien una colección de basura. En la basura siempre aparece alguna joya. Por eso millones de personas viven en vertederos» o, recuperando a Gil de Biedma, «las canciones malas no mienten». Pero lo claro es que incluye ‘Corazón partío’ y ‘Tú no tienes alma’ en la categoría «canción del verano».
Alejandro Sanz, en cambio, no parece querer ser él nada de esto. En el artículo que se publicó hace un par de días en El País califica el título de autor de la canción del verano de «dudoso cetro y retro honor» y dice, arriesgando todo, que «en estos tiempos del grito y el insulto, del aspaviento sonoro y ofensivo, de la ausencia de armonía vital entre los seres humanos, en el tiempo de la prisa y la risotada fácil… hasta un rebuzno suena a gloria». Ale llama al compromiso y al esfuerzo mínimo intelectual e incluso asegura que este tipo de canciones le dan entre risa y rabia. Reivindica en su lugar a Paco de Lucía, Bob Dylan o Serrat.
Dejando de lado la chispa de lo de la «canción más despegadiza», el juego «lo intento / lo invento» y el número de tildes mal puestas, acorde con su blog oficial, lleno de faltas de ortografía tipo «escojer», es curioso que Alejandro Sanz haya descrito con palabras lo que tanta gente siente hacia su música, sin la menor referencia irónica o autocrítica. ¿Realmente pensará que él no es Alejandro Magno?
O peor aún, es triste que no tenga ningún amigo que le diga que sus canciones eran mucho mejores cuanto menos compromiso y esfuerzo intelectual llevaban dentro y más pegadizas eran.