Mala Rodríguez perfiló un estilo, casi único en el mundo, situado a medio camino entre el flamenco y el hip-hop, en ‘Lujo ibérico’ (2000). En ‘Alevosía’ (2003), especialmente en ‘La niña’, quizá su mejor canción, perfeccionó el potencial comercial masivo a lo producciones de Missy Elliott, entre el trallazo rapero y el electro; y en su última entrega hasta la fecha, ‘Malamarismo’, hizo el disco conjunto definitivo, un álbum en el que sin renunciar a sí misma, algo que nunca ha sido una opción, se mostraba más pop que nunca.
En muchos de los conciertos de presentación de ‘Malamarismo’ llegaron a sonar las 14 canciones que lo componían. Aunque algunas aparecían en el repertorio en forma de «medley», todas lograban sonar excitantes y ágiles. Tal es la fuerza de cada uno de los temas. El disco aparece excelentemente distribuido, con canciones brillantes cada dos o tres pistas. ‘Te convierto’, con Raimundo Amador, la segunda canción del álbum, es un hitazo de 2 minutos y 18 segundos que necesitas volver a oír en cuanto termina. Le sucede el single ‘Nanai’. El dueto con Julieta Venegas es la pista 6; ‘La loca’, la 9, tiene un estribillo más pegajoso imposible; ‘Memorias del futuro’, una de las melodías más bonitas del álbum, es la pista 11 y cierran el disco el que podría haber sido otro single de éxito, ‘Déjame entrá’, y ‘Por la noche’, la canción que ya había aparecido en la banda sonora de ‘Yo soy la Juani’.
Son los puntos álgidos de un disco sin borrones, en el que La Mala termina de definir su personalidad, entre lo agresivo de la música negra y lo más canalla de la cultura callejera española (porque si algo tienen las letras es que proceden de la calle), en una mezcla que tuvo su antecedente en grupos como Las Grecas, pero que ahora se desarrolla y se adapta a los tiempos que vivimos en el siglo XXI. ‘Nanai’, el single principal, habla sobre la violencia de género y es un canto a la libertad similar al que luego aparece en la agresiva y violenta ‘Miedo’, en la que canta sobre lo poderosa que puede llegar a ser la mujer y la amenaza que supone para el hombre.
Entre frases como «soy una patá en to la boca» (‘Caída libre’) y sátiras como «todo es una mierda menos tú, ¿pero tú quién te crees que eres?», los momentos que muestran cierta debilidad resultan incluso más encantadores. Es el caso sobre todo de ‘Tiempo pa pensar’, cuya primera estrofa dice así: «Sería mejor empezar otra vez, pero eso ya se que no se puede / Vas a decirme que es imposible pero por lo menos déjame que lo intente». Un medio tiempo R&B que no tiene nada que envidiar a los éxitos del género en Norteamérica.
Además, La Mala se diferencia de las pedorras de siempre, en que no se corta en soltar pullas políticas o algo así: «Dos cosas flotan en el agua la mierda y los barcos, mi transatlántico es un estado mental, yo te reprendo por lameculos, yo te pego en el culo. No hagáis el ridículo fingiendo más escuelas, más hospitales menos maniobras militares, no abandono, lucho hasta el final, lloro hasta que no me quedan lágrimas en el lagrimal. Vergüenza os tenía que dar, yo soy mejor que la Mala, igualdad de condiciones y guardad los cojones, dime de parte de quién te pones». No se sabe muy bien a qué se refiere exactamente, como siempre, pero el tono combativo es claro, resulta desafiante, más complejo y menos demagógico que otros proyectos similares.
En una entrevista reciente, hablaba sobre su estilo. «Considero que en el hip hop , la guerra es de estilos, no de hombres y mujeres. Es de quien tiene el mejor estilo, el más fresco, lo que más puede sorprender. (…) Es como un pintor, creo que cualquier artista está buscando generar un estilo que lo diferencie del resto y luego aportas tu obra y el mensaje que quieras dar. Comencé fijándome en quien me gustaba, como lo hace todo el mundo, y luego ya vas descubriéndote a ti mismo y empiezas a sacar tu verdadera cosa». También hablaba de ‘Malamarismo’ como la consecución de una época llena de felicidad y alegría, en contraste con la oscuridad de ‘Alevosía’. Es quizá esa luminosidad la que le permite tratar tantos temas y tan diferentes con tanto desparpajo y humor, al tiempo que los puede dotar de las mejores melodías de su carrera. El punto álgido de una trayectoria brillante que aún no sabemos si ha tocado techo.
‘Malamarismo’ está en Spotify.