Dice alguno de sus obituarios que los filmes de Rohmer en apariencia eran sencillos pero «buceaban en las sutilezas del comportamiento humano» y esa es una de las principales virtudes de esta película. Su final, sin ser uno de los más intensos o impactantes de la historia del cine, es uno de los que más significados encierra en lo que parece una escena más: el paso de la adolescencia a la madurez, la posibilidad de vivir en una eterna adolescencia aun cuando estás claramente en la edad adulta, la felicidad del autoengaño perpetuo y otras maravillas que llegaron a fascinar a Éric durante toda su filmografía, en la que destacan películas como ‘El rayo verde’, ‘La coleccionista’ o la tetralogía estacional que grabó durante los 90.
Éric Rohmer ha fallecido esta mañana en París a la edad de 89 años, según ha anunciado su productora, Margaret Menegoz.