‘Planet 51’: gracias, pero no

Dos noticias, una buena y otra mala. Empecemos por la buena: el cine español se ha metido de lleno en el negocio de las películas animadas por ordenador y no le ha salido nada mal la aventura. Desde su estreno hace siete semanas, ‘Planet 51’ todavía se mantiene en la lista de las 10 más taquilleras y lleva recaudado más de 10 millones de euros en nuestro país, siendo una de las responsables de que la cuota de espectadores de producto nacional haya crecido respecto al año pasado. Sus personajes han protagonizado la campaña de Navidad de El Corte Inglés, que no es cualquiera cosa. También se ha colado en la lista de candidatas a los Goya a la mejor película de animación, que por otro lado haciendo una prácticamente tienes la nominación asegurada. Y por supuesto, su nivel técnico ha demostrado por fin que de proponérnoslo, nada tenemos que envidiar a las grandes superproducciones de otros estudios como Dreamworks o Pixar. Insisto, a nivel técnico. En definitiva, unos datos perfectos para un negocio casi redondo. ¿Entonces, cuál es la mala noticia?


Pues que no hay quien salve de la quema semejante despropósito. Y es una pena, ya que era la ocasión perfecta de parir algo muy grande que se ha quedado en una nada muy cara. Prácticamente por culpa de su historia, infantil en el peor sentido de la palabra. La película cuenta la aventura espacial de un astronauta llamado Capitán Charles «Chuck» Baker, que aterriza en Planet 51 pensando que ha sido el primero en llegar a tan recóndito lugar. Pero para su sorpresa, el sitio está habitado por unos hombrecitos verdes con antenas que viven en mundo idílico que recuerda a la inocente América de los años 50. Una sociedad tranquila e inocente cuyo único temor colectivo es el ser invadidos por seres alienígenas. ¿Os imagináis por dónde van los tiros? Efectivamente. Es así, utilizando el recurso de dar la vuelta a los personajes, de poner a A en el lugar de B y B en el lugar de A, como se ha construido este enredo de final previsible y falta total de empatía emocional con el espectador. Que hacer reír se sirve mucho de esta idea de sacar de su contexto natural a las cosas, pero por desgracia las recetas seguidas al pie de la letra no siempre funcionan.

Muy tranquilo se tiene que haber quedado Joe Stillman, el también guionista de ‘Shrek’, después de haber cobrado un pastizal por entregar el guión de una historia más plana que larga repleta de gags idiotas basados en referentes cinematográficos manidos hasta la extenuación. ¿Hasta cuándo vamos a tener que soportar a alguien volando en bicicleta con la luna llena de fondo como en ‘E.T’? ¿Hasta cuándo?

Lo dicho, que hablando en lenguaje espacial, por aquello de ponerse al nivel del creador argumental de este filme, ‘Planet 51’ supone un gran paso para el negocio cinematográfico nacional pero también un gran tropezón para el arte español. La intención es muy buena, y si con esta película conseguimos evitar la fuga de los grandes animadores españoles que se ven obligados a desarrollar su carrera en el extranjero vale la pena pagar la entrada. Pero no vamos ser más papistas que el Papa por el simple hecho de que sea una producción nacional. No podemos bajar el listón de exigencia. Acabemos con el cliché de “no está tan mal para ser española” porque el paternalismo no sirve para nada. ‘Planet 51’ decepciona. Esperemos que aprendan para la próxima. 3

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Publicado por
Claudio M. de Prado