¿Dónde habéis estado metidas estos años en que no se sabía nada de Pauline en la playa?
Mar: «Hemos estado dando los últimos coletazos en Madrid porque nos hemos mudado a Gijón. Estuvimos en Madrid nueve años. Después, componiendo en casa, poquito a poquito, montando la maqueta. Una vez que terminamos, grabamos el disco en verano de 2009».
Alicia: «Los tiempos de Pauline entre disco y disco solían ser dos años. Esta vez ha sido un año más, que dedicamos a llegar a Gijón, a poner las cosas en su sitio».
Mar: «De todas formas, todos los años hemos hecho algo, aunque yo tuve una lesión haciendo una prueba de sonido en el South Pop, tardé un tiempo en recuperarme y he tenido un niño ahora. Las cosas personales van ocupando cada vez más espacio».
¿Haberos mudado a Gijón tiene relación con el disco que habéis hecho?
Alicia: «Cuando decidimos irnos a Gijón, no fue por la música, pero una vez allí hemos colaborado con una serie de músicos con la que no habíamos trabajado hasta la fecha. Por eso hemos trabajado otras sonoridades».
Mar: «Es el primer disco que grabamos allí, que componemos allí entero y no en Madrid. Todo lo que es volver a casa, reencontrarte con la gente… Eso se nota en el disco. Madrid es más rápido y coges las cosas como te vienen. Gijón es más tranquilo, tienes más tiempo para tus cosas. No teníamos ninguna fecha en mente ni nada y todo fue construyéndose poco a poco».
¿Alguna vez pensasteis en dejar la música, como otra gente de los 90, tipo Irantzu Valencia?
Mar: «¡No! Son cosas de la edad. Para meterte en un estudio no es como cuando eres estudiante y tienes tres meses de vacaciones. Ahora tienes que medirlo más en fechas. Si además tienes trabajo, familia… Están los que han conseguido vivir de la música, como Nacho Vegas, y estamos los que compaginamos una profesión «x» con la música».
Alicia: «Tienes que ir adaptándolo a tu vida, que tiene más mérito. Tener un grupo con 20 años es fácil y con 30 es más complicado. Lo bueno es que un montón de gente puede seguir haciendo lo que le gusta y eso también es bonito».
¿Cómo se ha producido el cambio a Siesta? ¿Se os acabó el contrato con Subterfuge?
Mar: «Se terminó el contrato con Subterfuge, cerramos un poco esa etapa y volvimos a Gijón. El disco ha sido grabado y terminado sin saber quién iba a sacarlo. Una vez terminado, mandamos a Siesta dos canciones, les encantaron y aquí estamos».
¿Una de ellas era ‘La siesta’?
Ambas: «Sí» (risas).
Aunque no habla de música…
Mar: «No, no era para ellos, pero vimos que era perfecta para conquistarles».
Siesta tiene dos tipos de grupos: Francisco Nixon, que sale de gira, tiene su blog, se mueve más… y por otro lado Kikí d’akí o Las Escarlatinas, que rara vez hacen giras, se lo toman más con calma… ¿En qué lado os veis más?
Mar: «Yo creo que entre los dos. Espero que podamos estar presentes con las limitaciones de nuestras vidas actuales».
¿En giras os apetece meteros?
Mar: «Una cosa es lo que nos apetezca y otra lo que podamos. Terminamos de trabajar los viernes a las nueve de la noche. Puedes tocar un viernes si te lo pides pero por algo que sea especial. Con Undershakers nos hemos hecho todos los locales más infames, los festivales más extraños… Con Pauline hemos hecho salas pequeñas, medianas, teatros. Ahora nos gustaría hacer cosas más especiales, con un público potencial alto… »
Alicia: «…o que nos paguen mucho dinero (risas). Con una trayectoria tan larga, puedes empezar a elegir y sé qué es lo que nos apetece y además sé lo que nos merece la pena y lo que compensa. Donde nos lo pasamos bien es componiendo en casa, quedando con los músicos en el local, más que al irnos a la última sala de nosedónde».
Hay un montón de arreglos en el disco, ¿son vuestros o de los músicos?
Mar: «Los arreglos son todos nuestros. Nos movemos ya a estas alturas por partitura. Vamos montando la maqueta, cuando está decidido el arreglo se pasa a papel y entonces pasamos la partitura al músico. Ensayamos y como son músicos muy profesionales, hay que explicarles muy poca cosa. Hacemos un par de ensayos y a grabar».
Alicia: «En este disco hemos colaborado con el grupo folk La Bandina. Hicimos una colaboración con ellos. Escribí la letra en asturiano y canté un tema al que les apetecía dar una dimensión un poco más pop. Cuando compusimos ‘Esos besos’ pensamos que estaría bien que añadieran cosas de su estilo al nuestro, con instrumentos como la zanfona, el acordeón diatónico, la gaita… Hay un tema tradicional asturiano que se llama ‘Dame un besu’, que rearmonizaron y adaptaron para la parte final de nuestra canción. Aprovechando esta colaboración, pedimos al acordeonista que metiera otros arreglos en el disco que teníamos pensados para otros instrumentos y por eso el acordeón está tan presente».
¿Componéis primero la melodía o a veces tenéis un arreglo muy claro en la cabeza?
Mar: «Primero la canción desnuda con guitarra, melodía y letra, todo a la vez, y después los arreglos. Solemos grabar esa toma desnuda y le damos vueltas a lo que le pega».
Alicia: «Hay alguna que se queda como está, como ‘En qué cabeza cabe’, que sólo lleva acordeón y clarinete, o ‘Un muelle’. Pero de todas formas, como veníamos de ‘Silabario‘, que es más de ambiente, nos apetecía un poco más de instrumentación esta vez, aunque muy bien medida, sin que sature para nada, precisamente por todo el tiempo que hemos tenido para decidir. Y luego por la experiencia. El disco con más arreglos es el primero, ‘Tormenta de ranas’. Fue cuando conocimos a todos los músicos y los metimos a todos. En ‘Termita’ rebajamos un poco, ‘Silabario’ lo desnudamos totalmente y el nuevo lo vemos el disco más equilibrado».
Algunas canciones nuevas dan sensación de banda sonora, como ‘Tendencias de sastre’. ¿No habéis pensado en dedicaros al género o no os ha surgido?
Manejáis campos semánticos muy variados de manera muy meticulosa. A veces escuchando las letras te convences de que tenéis que tener una gran experiencia en jardinería, tejer, pintar… Manualidades de este tipo, ¿os dedicáis a algo así?
Mar: «¡O parece que tenemos un zoo!» (risas)
Alicia: «Yo trabajo en la Cadena Ser, dirijo el programa de la tarde en Asturias, nada artesanal, una hora en directo al micrófono, y además soy articulista semanal en La Nueva España«.
Mar: «Lo que sí es verdad es que desde pequeñas hemos hecho muchas manualidades. Hemos cosido mucho, muchos domingos y muchas navidades. Hacíamos marionetas y echamos horas y horas. Además relaja mucho porque consigues no pensar en nada. Yo tengo esta empresa con Pedro Vigil, doy clases de guitarras en unos cursos del ayuntamiento de Gijón y también trabajo para una empresa de publicidad, que de repente me llaman para hacer eslogans. Pero jardineras no…»
Alicia: «Yo conseguí revivir una planta que se me murió en Madrid. La cuidé como si fuera mi prima».
Ya en serio, ¿de dónde sacáis las ideas de las letras, que son tan poco comunes para el pop?
Mar: «De cualquier parte. Algo que pasa inadvertido, te fijas y te lo traes a tu mundo».
Alicia: «Es un poco el fruto de lo que lees o escuchas. Lo que nos inspira es el detalle. Somos muy observadoras, nos fijamos mucho en las cosas, en lo que en principio se te tiene que escapar. E intentas convertirlo en algo más poético».
Mar: «Hacemos letras por separado y juntas y cuando las hacemos juntas notas más el método. Hablamos sobre todo de imágenes, de una imagen que sea muy visual, con palabras que tengan sonoridad. A veces podemos estar 15 ó 20 días con una frase».
Alicia: «En ‘Primavera, verano…’ jugamos mucho con el orden de una estrofa, invertimos y rompimos la rima. Siempre la cantábamos y no terminaba de gustarnos, pero decidimos que había que cambiarlo para provocar una sensación».
Normalmente casi ningún músico cita la influencia de algún escritor. ¿Vosotras tenéis alguno preferido?
Alicia: «Clarice Lispector tiene ese aire, lo que pasa es que era muy críptica, era una escritora densa. Pero tiene ese aire de metáfora, de dar quince vueltas a lo cotidiano. Sin embargo, la ironía la coges de escritores ingleses: de Kureishi, de McEwan, de Horny… Son de lectura rápida, pero también un trasfondo…»
‘Quién lo iba a decir’ tiene una letra muy optimista. ¿Las más alegres de este disco pertenecen a alguna de las dos?
Mar: «Esa es suya (se ríe). Es muy personal, aunque le podamos dar un remate juntas, es algo muy personal. Yo no voy a estar en su casa dando vuelta a la tortilla (se ríe). Puede haber una convergencia y que hablemos de lo mismo, pero esa es de las letras que salen del tirón…»
Alicia: «De «qué bien estoy y se lo voy a contar a todo el mundo»».
Mar: «Nunca hemos firmado ni dividido nada porque sería un porcentaje ridículo. Algunas de las canciones de nuestra discografía sí son casi solas de una o de otra. No termina de ser Pauline hasta que no las grabamos las dos».
Alicia: «Por eso no vamos a sacar discos en solitario» (se ríe).
¿Habéis estudiado en Conservatorio?
Mar: «De pequeñas hicimos algo, y al llegar a Madrid nos apuntamos a una Escuela de Música moderna. Eso es lo que nos ha ayudado a entendernos con nuestros músicos. Aprendes a arreglar, a componer, no lo aplicas todo el rato pero es un lenguaje que se te queda ahí. Si tienes un saxo tenor tienes que ir a su sonoridad, si tienes una viola tienes que escribir en clave de Do… hay ciertas cosas que o sabes o vas a necesitar a alguien traduciendo. Como el proceso era muy largo, cogimos las riendas y nos pusimos las pilas».
¿Qué piensan de vuestros discos esas personas que trabajan en ellos con una formación más clásica?
Alicia: «Descubrieron un mundo, el del indie, y flipan no sólo en el plano musical. Como no somos formales, cuando nos saltamos cosas, se sorprenden de algún acorde con disonancia. Formalmente ellos no lo hubieran hecho así, es lo que tiene la música independiente, que es muy libre. Y luego con el ambiente, los directos, los fans, lo fiel que es la gente… Se meten en un sitio perdido por ahí en el que se preguntan «¿dónde estamos?» y ven que aparece ahí la gente».
¿Los conciertos que hicisteis con Nosoträsh no se producirán más?
Mar: «¿Tú sabes la que liamos y la de hijos que hemos tenido desde entonces? Ya no podemos quedar ni para tomar una caña (risas). Todo se complica. Si ese proyecto sale 3 ó 5 años antes habríamos girado. De todas formas era carísimo: un coro de niños, cuerdas, sección de metales, un rollo audiovisuales… El tema era Cascayu, que es como la Rayuela, tirábamos y te ibas a una casilla, que te llevaba a un tema. Era muy pensado. Llevar eso en un autobús, con los sueldos que habríamos tenido que pagar, no se puede hacer. Si Heineken nos hubiera dicho «ufff»» (risas).
¿Dónde están Nosoträsh metidas?
Mar: «No se sabe nada, pero bueno, yo tengo en mi poder, porque las grabó en el estudio que tengo en mi casa, cuatro canciones de Cova, desde antes de su embarazo».
Alicia: «Son gente muy inquieta y dudo que decidan cerrar su proyecto».
Mar: «Natalia está con Anne Arbor y Cova el otro día cuando vino al concierto de Pauline nos dijo que ya tenía unas ganas de tocar…»
Esta pregunta es un poco caspilla pero en nuestra web siempre que se habla de Pauline sale algún fan de Undershakers que dice: «a mí esto no me gusta, yo quiero que vuelvan las Undershakers». ¿Qué os parecen estas opiniones?»
Mar: «Yo entiendo que a mucha gente que le guste una cosa no le guste la otra».
Alicia: «A nosotras nos encanta, que haya algún fan de Undershakers todavía tiene un mérito…»
Mar: «Pues mira, tengo en casa como 100 camisetas XXL. ¿Quiere una?»
Esas ya no las vendéis. Ahora se llevan más ceñidas.
Alicia: «Claro, eran los 90, llegan por las rodillas. Pero si hubiera un cataclismo, seguro que nos sirven para algo».
¿Sabéis que coincidió el anuncio de vuestro disco con la muerte de Éric Rohmer?
Alicia: «Éramos bastante fans, sí, pero bueno, casi más no se puede vivir. Difícilmente en buenas condiciones. Pensamos que nos iban a llamar más para preguntarnos y no nos llamó nadie. Deja un legado que pocos pueden dejar. Desde luego, no hemos visto absolutamente toda su filmografía ni nos ponemos todo el rato ‘Pauline en la playa’ cuando llegamos a casa, pero tenemos muchas películas en casa de él y ‘Pauline’ nos parece una película reveladora. Hay muchas coincidencias entre su manera de entender el cine y la nuestra de entender la música».
Mar: «También barajamos como nombre ‘La rodilla de Clara’, otra película suya que nos encanta, pero como estaba La Oreja de Van Gogh, ya eran muchos miembros de cuerpo y de personas y dijimos que no…»