Avergonzada de su familia, la joven se plantea prescindir del Jonathan, el Luisma o su abuela en el vídeo promocional que la redacción del reality prepara para su entrada en la casa de Guadalix. El vídeo resultante de presentación será de todas formas una risa, con Lorena anunciando que su madre está en prisión por asesinato como si nada, recordando que el humor ácido con que a veces ha contado esta serie o su predecesora ‘Siete vidas’ ha sido siempre su baza principal. Sin embargo, está por demostrar que este «crossover» entre programas de Telecinco sea todo lo satírico que podría y debería. ¿Hasta dónde será capaz de reírse de sí misma Mercedes Milá en su cameo?
El personaje de Mauricio, como antes el del Frutero en la serie original, sigue luchando entre su racismo y la necesidad de adaptarse a la nueva sociedad, resultando siempre repelente y asqueroso, pero real como la vida misma, reproduciendo unos chistes políticamente incorrectos que hace unos años habrían sido inimaginables en la televisión (el humor británico
ha hecho mucho por esto). Otras veces, quizá la mayoría, se queda a las puertas de ser grande de verdad, directamente aburriendo en situaciones diversas, como en el nuevo triángulo amoroso abierto entre Soraya (Miren Ibarguren), Chema (Pepe Viyuela) y él, que anoche produjo una serie de situaciones predecibles e inverosímiles, casi sonrojantes.El cásting sigue siendo estupendo en tanto que difícilmente puede ser más «nerd»: un ya adolescente gay al que parece que van a emparejar ahora con un novillero, una niña gorda, un ex drogadicto que no se olvida de sus malas artes para ser rico… Lo malo es que aún en 2010 los guiones sigan sin ser tan maduros como deberían, que en una serie tan consolidada en la parrilla sigamos esperando que se pulan cosas, que después de un estreno la cadena reponga un episodio con Carmen Machi sólo para que nos demos cuenta de lo que la echamos de menos… Una pena, porque hay poca alternativa.
Calificación: 5/10
Destacamos: el cásting, como en GH
Ya sabes si :te gustará o no
Predictor: Hay ‘Aída’ sin Aída para rato