A lo largo de sus casi treinta años de carrera, Javier Corcobado ha grabado discos de boleros, ha manoseado la electrónica o, junto a su formación Demonios tus ojos, ha teloneado a Sonic Youth en Madrid y Barcelona a finales de los 80. Todo está reflejado en este álbum, a lo largo de una decena de canciones en las que, entre giros imprevistos que tan pronto te llevan a las guitarras de Nick Cave como a los clubs franceses de los años 60, brilla la fuerza del recitado del cantante. No siempre lo que escribe Javier es un gran hallazgo («las mujeres enseñando al sol sus nuevas remodelaciones quirúrgicas y los hombres, sus sacrificos de gimnasio», por ejemplo, es un recurso un tanto común), pero tiene mucho mérito que en medio de sus asperezas, se recuerden desde la primera escucha letras como ‘¿Por qué estoy tan triste?’, ‘En el coño del mar’ o ‘Soy un niño’; que frases como «follando y tosiendo gloria» o «vislumbro el esfínter virgen del Espíritu Santo», probablemente gracias a su voz, suenen muy lejos del simple cantautor que trata de llamar la atención con un par de tacos.
Quizá también porque su vocabulario está en perfecta sintonía con su mensaje apocalíptico. La inicial y central ‘A nadie’ habla desde la posición de un Dios que contempla la Tierra destruida («me arrepiento de haber nacido y de no poder morir») y las dos canciones extraidas del espectáculo teatral ‘Agrio beso’ creado por Juan Navarro, ‘Caballitos de anís’ y ‘Si te matas’, hablan sobre el suicidio, en esta última avisando: «Si te matas, ahora que lo pienso, mejor mátame a mí antes, porque después de ti no sé si seré capaz».
El disco se vende junto a un DVD que trae un documental un tanto autocomplaciente sobre una visita a México, y el tema instrumental de 10 minutos con que se cierra el álbum, ‘Resurrección’, compuesto para él, no es para escuchar más de una vez, como tampoco el relato ‘François de vacaciones’, porque después de la primera escucha y revelada la sorpresa, pierde gracia, pero todo lo demás es fascinante. Javier Corcobado sale tan airoso de componer una pseudorrumba (‘¿Por qué estoy tan triste?’), como una copla (‘La canción del viento’) o un himno para la taberna (‘Caballitos de anís’). Al final el mundo se tiene que dar cuenta de que se ha dejado seducir por Beirut, Decemberists o Dominique A cuando tenía lo mismo y condensado en Javier Corcobado en casa.
Calificación: 8/10
Lo mejor: ‘¿Por qué estoy tan triste?’, ‘En el coño del mar’, ‘Soy un niño’, ‘Caballitos de anís’
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