Mika @ Palacio de los Deportes

Mika sabe de sobra que ‘The Boy Who Knew Too Much’ no es ni la milésima parte de redondo de lo que fue ‘Life In Cartoon Motion’. Su disco de debut era pegajoso e insoportable, especialmente después de haberlo escuchado hasta en la mismísima sopa. Pero al recuperarlo para este concierto nos hemos dado cuenta de que su cantidad de buenos singles es increíble. Es por eso por lo que quizá parezca que la actual gira que ha llevado a Mika a agarrar un taxi y hacerse 1000 kilómetros para tocar en la Península (su vuelo se canceló, como los miles de millones que se han cancelado a causa del volcán) es tanto la de la presentación de ‘Life In Cartoon Motion’ como la de ‘The Boy Who Knew Too Much’.


Si hay algo que echar a Mika en cara, sin embargo, es que el preludio es demasiado largo, y a soportarlo no ayudaron nada las largas colas que se formaron en la entrada, provocadas por una información errónea sobre la hora de apertura que aparecía en las entradas. Aunque una vez que ves al libanés con traje de astronauta y todo volando por el Palacio de los Deportes, te das cuenta de que es un gran inicio, pese a que unos bajos demasiado sucios empañaron un poco la primera canción. Se trataba ni más ni menos que de ‘Relax, Take It Easy’. La actuación empezaba con potencia y daba una ligera idea de lo que iba a tocar: una de cal y una de arena. Una de bailar como si no hubiera de mañana y una melódica al piano. Ante todo, que el público no se aburra con las canciones menos movidas.

La escenografía, que en principio parecía muy minimalista, se llenó de inmediato con dragones movidos por unos señores con pasamontañas (muy cutre, la verdad) y con procesiones tipo del Día de Muertos en México. Un poco chapucero, pero por suerte fue capaz de arreglarlo con su chorrazo de voz (capaz de llegar a notas altísimas), su simpatía y con una de las primeras frases que dijo: «esta noche no voy a hablar en inglés, y lo voy a cumplir». Obviamente, la audiencia se volvió prácticamente loca con la afirmación.

Con este cuadro de por medio, el cantante desgranó ‘Life In Cartoon Motion’ casi en su totalidad. Sonaron ‘Grace Kelly’, ‘Lollipop’, ‘Love Today’, ‘Any Other World’, ‘Billy Brown’, ‘Big Girl (You Are Beautiful)’ y ‘Happy Ending’. Casi nada, teniendo en cuenta que hablamos de un disco de hace tres años, y que incluso contó con una mini-gira de presentación en su momento. Sin embargo, se notaba que la gente estaba más dispuesta a bailar estos temas que los de su nuevo trabajo, dada la tibia recepción de las canciones menores de su segundo disco. La genial ‘Blue Eyes’ o las que hacen que Mika sea capaz de lucir su aparato vocal (como ‘Dr. John’ o ‘I See You’) no eran precisamente las que el público estaba esperando.

Pero por suerte, Mika es uno de esos músicos que es capaz de reanimar un concierto en plena parada cardiorrespiratoria, cueste lo que cueste. Si es necesario soltar papelitos y globos por doquier, lo hace. Si es necesario simular la muerte de toda su banda, lo hace también. Y si tiene que sacar del backstage unos cubos de basura y montarse un Mayumaná en toda regla para su último tema, se los saca. Y es así como tampoco le costó complacer a su público a través de hits más actuales: ‘We Are Golden’, ‘Blame It On The Girls’ o -sobre todo- un coreadísimo y botadísimo ‘Rain’, con ‘Viva La Vida’ de Coldplay de por medio. ¿Y es que acaso no es complacer a tu audiencia una de las claves del show business? Pues eso. 7.

Foto: Gabriela Da Silva para Razzmatazz.

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Publicado por
Lolo Rodríguez
Tags: mika