Por primera vez desde la salida de ‘Tierra, trágalos‘, Klaus & Kinski actuaron en Madrid. Ya en la Sala Heineken hace unos meses habían interpretado cuatro de sus canciones más destacadas, pero ya había ganas de escucharles defender en vivo ‘Forma, sentido y realidad’, ‘El rey del mambo y la reina de Saba’ o ‘Ley y moral’.
‘Ya estaba así cuando llegué’ abre los conciertos de manera bastante más entretenida que ‘Ronnie O’Sullivan’ y es la canción perfecta para ir ajustando el sonido, esos primeros momentos en los que la voz de Marina aún no ha entrado en calor y tiembla demasiado, algo que suele mejorar a medida que avanza el concierto y suponemos seguirá mejorando profesor de canto mediante. El grupo se presenta ahora en formato quinteto (aún todos en la primera línea del escenario), con una violinista que enriquece algunas canciones como ‘Carne de Bakunin’, pero tampoco abusa de su instrumento y sabe quedarse quieta cuando toca.
El grupo relegó a la segunda mitad todos sus hits excepto ‘El Cristo del perdón’, que sonó en cuarto lugar, pero el público ya reconoce en sus primeros acordes y celebra canciones como ‘Mamá, no quiero ir al colegio’, ‘Brilla como una estrella’ y sobre todo el pasodoble, que arrancó aplausos espontáneos en varios puntos. El momento en que el público esperó hasta la última nota de la guitarra del precioso final para aplaudir fue uno de los más emocionantes de la noche.
Klaus & Kinski no se atrevieron con ‘Sobria y serena’ (también echamos de menos ‘Los niños muertos’ y ‘Deja el odio para después de comer’) pero sí con ‘Forma, sentido y realidad’, momento disco igual de bien resuelto que los country o los noise. Para terminar recuperaron ‘Nunca estás a la altura’ y ‘Flashback al revés’, en el bis ‘Mengele y el amor’ y ‘Crucifixión, la solución’ y en un segundo bis la versión de ‘El ritmo de la noche’. Son probablemente las cinco canciones más solicitadas de su repertorio y el grupo parece sentirse especialmente a gusto en Madrid interpretándolas, algo que se nota en las intervenciones entre canción y canción de Marina, en el caso de ayer deseando que se acabe el infierno del fútbol cuanto antes o recordando algunas de sus meteduras de pata antológicas. 8.