En lo estrictamente musical, la variadísima oferta difícilmente puede dejar insatisfecho a alguien. Decepciones, confirmaciones, sorpresas y reencuentros son la sal de este maravilloso evento que nos hacen desear volver cada año y pelearnos con unos saturados horarios que siempre hacen que uno acabe enfadado por perderse a tal o cual artista. Y eso, no nos engañemos, es toda una suerte. Repasamos nuestras impresiones a lo largo de cada uno de estos días de fiesta musical.
Bis: La sorprendente reunión del trío escocés parece, a tenor de lo visto, absolutamente innecesaria. Demostraron que su flojo repertorio de britpop saltarín es difícilmente reivindicable hoy en día, sostenido a duras penas en esa ‘Eurodisco’ que por supuesto se reservaron para el final. Manda Rin como figura icónica, con sus eternas mechas bicolor y sus saltitos, no es suficiente para justificar un revival 90’s con regusto a Coca Cola abierta hace tres días. Raúl Guillén.
The Books: Un afortunado cambio de hora de último momento permitió a los que llegamos un pelín tarde al recinto ver a The Books en el escenario ATP. Su mezcla de electrónica y folk llenó el escenario de glitch sounds, loops, sonidos de gatetes y hojarascas, elaborando un collage de samples realmente especial. Sonaron temas como ‘Smells Like Content’ y ‘Enjoy Your Worries You May Never Have Them Again’, entre otros de sus LP’s, siempre celebrados por la crítica. Los que allí les vimos esperamos con fruición su inminente disco ‘The Way Out’. Flat Eric.
Surfer Blood: Una de las apuestas fuertes de Pitchfork para este año, los jóvenes Surfer Blood, visitaban nuestro país por primera vez, y con su pop-rock noventero (y surfero, claro), encandilaron tanto a quienes llevan meses siguiéndoles como a los que los escuchaban por primera vez. John Paul Pitts y sus chicos, aumentados a quinteto para el directo con un teclista/percusionista, tocaron casi todo ‘Astro Coast’ y un tema nuevo. La mayoría de las canciones sonaba como en el disco, salvo en casos como ‘Floating Vibes’, ligeramente distinta, pero igual de buena en su versión en vivo. Pese a su juventud, se les nota seguros sobre las tablas, tanto como para que Thomas Fekete hiciera un punteo con los dientes. ‘Swim’ la presentaron como su «‘Poker Face'». quietmansmiling.
The Fall: Mark E. Smith, Eleni Poulou y la banda de turno salieron al escenario principal cuando el cielo estaba nublándose. Ante este panorama tan británico, comenzaron con ‘O.F.Y.C. Showcase’, primer tema de ‘Your Future, Our Clutter‘, su último álbum. Con la habitual actitud de Smith, desganada, de estar ahí poco más que pasando el rato, interpretaron más temas de este disco, como ‘Bury pts. 1+3’, ‘Hot Cake’ o ‘Chino’, junto a otros de su discografía más reciente, como ‘Over, Over’, y una versión de ‘Strychnine’ de los Sonics. Una hora muy disfrutable para los seguidores del grupo, y tediosa para los que no los soportan (aunque estos últimos tenían más opciones en otros escenarios). Con The Fall no hay término medio. quietmansmiling.
Titus Andronicus: El atronador ímpetu de los himnos tabernarios de esta banda era lo que hacía falta para empezar a caldear la tarde en el Fòrum. Entre el voceo incansable de Ian Glaetzer y los contagiosos bailes de la guitarrista y violinista Amy Klein, los catárticos finales de ‘A More Perfect Union’, ‘Joset Of Nazareth’s Blues’, ‘Titus Andronicus’, ‘Four Score And Seven’ o ‘My Time Outside The Womb’ animaron al baile descontrolado. Lamentablemente, solo la mitad de los que empezamos a verles resistimos el influjo de los primeros acordes de The xx y apuramos la fiesta de esta banda de Nueva Jersey, que terminó siendo de lo mejor del día. Raúl Guillén.
The xx: The xx fue el grupo más controvertido de la noche del jueves y uno de los más esperados, ya que el público tenía curiosidad por ver la resolución en directo de su disco de debut. La lluvia amenazando y finalmente, chispeante, acompañó todo el repertorio, dejando en papel mojado las esperanzas de muchos por ver a una promesa que se hace grande. Muy frío o más bien muy bajo, el sonido por la parte de atrás del escenario Ray-Ban hizo que se escuchasen más los comentarios findesemaneros que los traumas sexuales de Romy y Oliver. Una verdadera pena, porque unas filas más adelante la sensación era más intensa. La falta de repertorio la suplieron con una versión de Kyla (‘Do You Mind?’) y alargando algunos temas
, como ‘Shelter’, con aquellos acordes trance de finales de los 90: ‘9PM (Till I Come)‘ de ATB, ¿lo recuerdas? iko.Superchunk: Los héroes del indie-rock, el orgullo de Chapel Hill, NC, eran una de las confirmaciones más celebradas. Con lanzamiento discográfico ya en el horizonte, Superchunk están de vuelta y una cuantiosa masa de gente estaba frente al San Miguel para recibirlos como se merecen. La banda respondió como no podía hacer de otra manera, con su enérgico directo, a destacar el frenesí de Mac McCaughan, quien no paraba de dar saltos en los momentos en los que no tenía que cantar. Adelantaron algún tema de su próximo álbum, pero los temas mejor recibidos fueron himnos como ‘Driveway To Driveway’ o ‘Detroit Has A Skyline’. quietmansmiling.
Broken Social Scene: La lluvia también acompañó a los canadienses Broken Social Scene, pero esta vez el Ray-Ban estuvo más animado. El supergrupo (en algunos momentos parecía que no podía caber nadie más sobre el escenario), fue invitando a pasar a estrellas para que les ayudasen con algunos de los temas: Spiral Stairs de Pavement, Owen Pallett… Con un repertorio perfecto, más bailable de lo que se podría esperar, Kevin Drew dio una lección de rock y de saber estar. Divertidos y gamberros, incluso prepararon alguna coreografía con las guitarras. iko.
The Big Pink: El sonido de los británicos fue realmente atronador, logrando que ‘Velvet’ o ‘Tonight’ sonaran soprendentemente idénticas a cómo lo hacen en ‘A Brief History Of Love’, solo que a un volumen que resultaría ilegal en un equipo doméstico (de ser posible). Quizá por eso, a veces se echó de menos algo más de alma. Si al menos Kiks hubiera enseñado las tetas… Raúl Guillén.
Pavement: Lo más comentado tras el show de Pavement fue lo inesperadamente profesional que sonó todo. Con un set que fue de más a menos y luego de menos a más, hasta los momentos más locos y destartalados (que los hubo) parecían estar perfectamente ensayados y medidos, haciendo palpable que ya no son (ni quieren ser) los mismos de ‘Slanted & Enchanted’. También se hizo evidente que Stephen Malkmus tiene un aura en escena del que Kannberg carece (aunque se esfuerce en llamar la atención bajando al foso y revolcándose por el suelo), que el hiperactivo Bob Nastanovich es más necesario de lo que podría parecer y que Ibold es una bestia imperturbable al bajo. Las apariciones estelares de Kevin Drew y Ami Shalev (Monotonix) le pusieron un poco de chicha al concierto cuando empezaba a derivar, precediendo un tramo final que fue de campanillas. Inolvidable momento. Raúl Guillén.
Fuck Buttons: Bombazo. Fuck Buttons deberían ser invitados a todos los festivales ya que son capaces de resucitar hasta al espectador más quejoso y remilgado. Con un repertorio similar al que llevaron a La Casa Encendida de Madrid hace unos meses, los pequeños ingleses hicieron botar hasta a los ancianos con el bombardeo de ruido, loops y distorsión, y no, no es una hipérbole, que nunca vimos a un señor de unos 60 años ascender en vertical tan alto. Grupo imprescindible para los peregrinos del Sónar. iko.
Moderat: Con algo de retraso por algún problema técnico (los visuales aparentemente), el supergrupo alemán de electrónica con alma ofreció un show que no cumplió del todo las expectativas. Con el trío siempre parapetado tras sus portátiles, el sonido fue inicialmente regular pero afortunadamente mejorado para cuando Apparat se puso a la voz y guitarra, resultando estos los momentos más emocionantes de un set con altibajos. Y en ningún momento se percibió una especial comunión con un público que daba la sensación que a esas horas esperaba quizá menos emoción y más tralla. Raúl Guillén.
Fotos: Primavera Sound.