‘Las Joyas de la Corona’: ni por Carmen Lomana

Esta noche se ha emitido la segunda gala de ‘Las Joyas de la Corona’, un nuevo reality presentado por Jordi González en el que podremos ver cómo doce reguleros de mucho cuidado serán pulidos hasta que sus modales y cultura brillen con luz propia, si les da tiempo.

Siendo fieles a la verdad, lo único nuevo que ofrece este programa es la inclusión de Carmen Lomana como Directora de la Escuela de Glamour, y lo cierto es que se lo podían haber ahorrado, porque le pega el papel como a un santo dos pistolas, porque será muy pija y muy graciosa, pero tiene horchata en las venas.


Tratando de ser breve, este show no hay por dónde cogerlo. Se trata de una mezcolanza muy burda y muy poco trabajada de otros realities con bastante más gancho. Nos encontramos aquí con un batiburrillo de ‘Supermodelo‘, ‘Generación Nini‘, ‘Curso del 63‘, etc, con una leve pátina de ‘My Fair Lady’, que además de poco original, aburre a las moscas. Casi tres horas de primera gala te dejan con la sensación de haber sido un héroe por tragártela enterita.

El aspecto estético es el esperable: una mansión barroca barroca, con su piscinita y su canesú, unos profesores que quieren ir de duros pero que se están aguantando la risa constantemente, y unas clases tan absurdas como inútiles, por supuesto al servicio del espectáculo más que a la formación de nadie. Algunos de los chicos, si bien en estos momentos no podrían ser Presidentes del Congreso de los Diputados, tampoco les vemos tan chungos y marginales como para pasar las tardes robando en el centro comercial con sus bolsos forrados de papel de aluminio, mientras que otros, que sí que necesitan un buen reciclaje vital, creemos que necesitarían otras lecciones previas bastante más útiles y aplicables en su vida que saber cómo saludar al Rey o a Su Santidad el Papa, situación con la que sin duda se van a encontrar día sí y día también.

Pues bien, si consideramos que el programa ni sorprende ni engancha, podríamos al menos pedirle que entretuviera, qué sé yo, con una buena tortura y humillación a los alumnos por parte de los profesores, o con una pelea de gatas en el barro entre concursantes, o con bien de enseñar la cacha de los chavales. Pues ni eso, señores. Nada de nada. Hasta Carmen Lomana, que se supone que aportaba gran parte del morbo del nuevo programa, arranca bostezos, porque a ella todo le parece bien y los chicos son monísimos y adorables y todo es fenomenal y perfecto.

Intentando darle a esta crítica su poquita de cal entre tanta arena, comentaremos que de entre los concursantes nos interesan especialmente dos: una chica llamada Lara que es una mezcla entre Amy Winehouse y Sara Da Pin Up, que de tan pokera no puedes creer que sea verdad y que además de usar una surrealista entonación, es capaz de acabar todas y cada una de sus frases con una risita nerviosa tan profundamente irritante como fascinante y adictiva. El otro salvable se llama Julián, con 27 años el mayor de todo el grupo, y que es tan gris que pasa completamente desapercibido, a excepción de que si estuviera un poco más bueno, se partiría, y con eso nos vale.

Esta noche le daremos otra oportunidad, pero no habrá una tercera.

Calificación: 3,5/10
Destacamos: Que cuando expulsan a un concursante, directamente se cae por una trampilla.
Te gustará si te gusta: Los mil realities sobre adolescentes chungos que se quieren reinsertar en la sociedad y/o hacerse famosos/as.
Predictor: Con un 14,6% de share suponemos que durará unos cuantos programas, que serán menos cuanta menos carnaza den a un público aburrido de lo mismo.

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Publicado por
iFar