Jesús Ordovás fue el encargado de presentar el concierto de homenaje a Carlos Berlanga que se realizó anoche en la Sala Joy Eslava de Madrid. Recalcó que muchas de las canciones que íbamos a oír las compuso junto a Nacho Canut, incitó a la gente a comprar el disco de tributo y no piratearlo por el excelente libreto que contiene y explicó que el show se dividiría en tres bloques.
El primero de los bloques estaba formado por las versiones más intimistas: acústicas y derivados. Cuando aún no se había llenado la sala, que minutos más tarde terminaría a tope (el evento era gratuito y la cola era inmensa en la calle Arenal), Anni B Sweet salía acompañada de un guitarrista a la acústica mientras ella jugueteaba delicadamente con la eléctrica. Ambos, sentados, tocaron ‘Manga por hombro’, el tema que cerraba en 2001 el último disco que llegó a editar Berlanga y el que probablemente mejor se adapte al espíritu folkie de la cantante y a su voz. Buen comienzo.
David y Ana, La Bien Querida, aparecieron con un formato parecido para interpretar ‘El hospital’, una de las canciones precisamente más «queridas» de Carlos y que el público se animó ya a corear tímidamente. Su versión tiene poco que ver con la original, con más peso de la acústica y algún punteo aislado a lo The Cure que recuerda el parecido entre ‘Otra dimensión’ y ‘Boys Don’t Cry’; pero funciona lo mismo. Como curiosidad, el dúo fue encargado de abrir, antes del concierto, un photocall un tanto surrealista por el que también pasaron Hidrogenesse, Napoleón Solo y Los Planetas sin Jota, que se negó a posar.
«¿Quiénes son estos?», preguntaba alguien cuando subieron (en el caso de Joy Eslava bajaron) al escenario los músicos de Bebe. La cantante, que llamó a Carlos Berlanga «poeta», recibió algún abucheo muy aislado al aparecer, pero al final pudieron más los aplausos y los vítores. Su versión de ‘A quién le importa’, en directo también con arreglos melódicos y resultados medio argentinos, se merendó la sala, con partes casi a capella en las estrofas y un estribillo medio contenido que por fortuna no llegó a explotar. De lo mejor de la noche. Por cierto, llevaba una camiseta con un acid.
La parte electrónica la abrieron Hidrogenesse, ambos con pantalones cortísimos y, al menos en el caso de Genís, elevadísimos tacones. Carlos paseó su look un tanto scout un tanto MC blanco por el escenario con bastante gracejo, con la reinvención maquinitas de ‘Tazas de té’. En cuanto terminaron nadie dudaba que la mejor pista que podía sonar (entre canción y canción se pinchaban canciones de Carlos) era ‘Indicios de arrepentimiento’ por Chico y Chica. Antes del show, Hidrogenesse fueron entrevistados por EFE en el photocall. Nos morimos de ganas por ver las imágenes de esta entrevista.
Nancys Rubias ofrecieron su típica actuación confusa en la que nadie sabe muy bien dónde empieza y acaba el playback. Al terminar Mario Vaquerizo se quedó pegado al micrófono como a punto de decir algo interesante… pero no.
Uno de los momentos más esperados de la noche era la interpretación de ‘En el volcán’ a manos de Fangoria, aunque el grupo ya había tocado este tema en los exitosos conciertos únicos que ofreció en la misma Joy Eslava meses atrás. Su versión, dada su producción torpona, funciona mejor en directo y, por muy mal que les vayan las cosas, Alaska siempre tendrá una presencia en el escenario impresionante que deja en bragas a cualquiera. Por desgracia, se equivocó con la letra de la canción un par de veces, quizá debido a su extraño cruce de estrofas, puentes y estribillos.
Los Acusicas, que abrían la sección rock, nos dieron, en cuanto a repertorio, la única sorpresa de la noche, ya que no se limitaron a tocar su versión, ‘Mujeres rusas’. Suponemos que porque era una bobada ir hasta allí para un minuto y medio, la empalmaron con ‘Bote de colón’ y ‘Toca el pito’, añadiendo en uno de los momentos riffs y coros de Dandy Warhols. Grande Mauro Canut, el hermano de Nacho, desde que sale en ‘Misión a Eurovisión’, más fascinante. En relación, de alguna manera, podemos contar que en las pantallas se estrenó el vídeo de ‘Odio’ de Las Lavalamps.
El cantante de Napoleón Solo y su inseparable pelo a lo afro, ayer en momentos ya extremos, fue el único que salió a enchufar su guitarra y sus cosas para preparar su propia actuación. Por la intro parecía que iban a dar un toque más siniestro (todavía) a ‘Cebras’, pero al final sonó bastante parecida al homenaje, esto es, muy bien (a pesar de algún acople). Además, fueron de los pocos que expresaron con palabras la ilusión que les hacía estar allí interpretando canciones de Carlos, lo cual quedó muy simpático sin dejar en mal lugar a las demás bandas porque Berlanga tampoco es que se relacionara mucho con el público en sus actuaciones en directo.
Nada más salir al escenario, Erik, el batería de Los Planetas, se acercó al micrófono para expresar su indignación por que varios «grupos indies sin gracia» se vistan «de lobos» y estén «como ovejas de rebaño» (o algo así). Mientras el público le aplaudía, aunque a saber qué había querido decir con esto y de 40 Principales, el grupo intentaba convencerle de que se sentara a tocar. Costó, pero lo consiguieron. A pesar de que a mitad de ‘El verano más triste’ se le cayeron las baquetas y la batería dejó de sonar unos segundos, la versión fue digna, segura y muy planetera. Observado por Alaska, Jota terminó de convencer cerrando la actuación con un «Viva Carlos». 7,5.