Sebas
‘Let Me Get What I Want’ / The Smiths: Jugar con las expectativas es difícil. Y más si nos parece (como le parece a casi todo el mundo) que jamás conseguimos lo que deseamos. «Mi vida convertiría a un hombre bueno en malo, así que por favor, déjame conseguir lo que quiero esta vez». Aunque seguros estamos de que Morrissey ha conseguido lo que deseaba más de una vez… y más de dos.
‘Nothing Compares 2-U’ / Sinead O’Connor: Ni siquiera el vídeo de karaoke de los ’80 (que no podemos embeber) que se gastó Sinead para este temazo escrito por Prince es capaz de desvirtuar una canción como esta. «Hace siete horas y quince días que te llevaste tu amor […] y desde que te fuiste puedo hacer lo que quiera, puedo ver a quien elija, puedo cenar en restaurantes lujosos, pero nada se va a llevar esta pena… porque nada puede compararse a ti». Y esos violines a mitad de canción: mítica.
‘Let Down’ / Radiohead: Si hay una banda -además de Nirvana- que más canciones ha brindado a los adolescentes inadaptados, esa es Radiohead. Desde ‘Creep’ a ‘Fake Plastic Trees’, pasando por la genial ‘Let Down’. «Decepcionado y abandonado, aplastado como un bicho contra el suelo».
‘Qué nos va a pasar’ / La buena vida: Las relaciones del mundo en general tienen un principio y un final, no hay más. Y todos sabemos que hay un momento en el que algo cambia, y ambos miembros de la pareja saben perfectamente que la relación va a tocar a su fin. Lo grandioso es que las heridas curan, y «cuando pase el tiempo conocerás a alguien más. Y me olvidarás. Y es que es lo normal, aunque nos dé rabia siempre ocurre igual y nos esforzamos en disimular».
‘Roads’ / Portishead: La típica canción que se te queda en la cabeza y que no puedes sacarte, incluso pasada una temporada. «¿Cómo puedo sentirme tan mal en este momento? […] No tengo a nadie a mi lado. Y eso no puede estar bien. Eso no puede estar bien». Y ver a Beth Gibbons cantarla en directo, un verdadero acontecimiento.
Quietmansmiling
‘Disintegration’ / The Cure: A veces no hace falta perder a alguien para sentir miedo a hacerlo, y eso es precisamente lo que cuenta Robert Smith en ‘Disintegration’ que, más que una canción, es prácticamente una novela cantada de lo larga que es su letra. Ocho minutos dura, y los fans la corean en directo como si fuera la última vez que van a cantarla.
‘When Love Breaks Down’ / Prefab Sprout: Quizá demasiado retorcidos para el gusto del público en general, Prefab Sprout nunca han tenido el éxito que se han merecido, pese a tener canciones que, como esta, demuestran el nivel de sus composiciones. «Mi amor y yo funcionamos bien juntos, pero a veces nos separamos. La ausencia hace perder peso al corazón, hasta que el amor se rompe, el amor se rompe». La versión en inglés de aquello de «se nos rompió el amor de tanto usarlo», vaya.
‘Crime Of The Century’ / Supertramp: ¿Quién dijo que sólo las canciones de amor hacen llorar? ¿Y qué hay de las injusticias? ¿Y del desaliento que provoca el futuro?
‘Live With Me’ / Massive Attack: Como regla general, se tiende a pensar que las canciones que más sentimientos provocan en la gente son las más rockeras. Y es que sigue todavía muy instalado en la gente aquello de «las baladas heavies son las mejores». Nada más lejos de la realidad.
‘A trabajos forzados’ / Antonio Vega: Prácticamente reconocido por el mundo indie después de muerto, Antonio Vega era quizá uno de los letristas más brillantes del panorama español. Bien lo certifica ‘Trabajos forzados’, una de las canciones a las que volvió con cierta asiduidad durante sus últimos años.
Farala
‘Two’ / The Antlers: Hay determinadas canciones que aparecen en el momento exacto en tu vida, que parece que hablan incluso de ti. Aunque suene cursi, es así. Y pasado el tiempo, quedan tan relacionadas a ese momento determinado, que es difícil que cuando las escuchas no te caigan dos lágrimas como dos puños.
‘Elephant’ / Damien Rice: «¿Que sentido tiene esta canción? ¿Qué sentido tiene cantar? Ya te has ido, ¿por qué lloriqueo? Podría habérmelo sacado de encima, podría haber vivido sin ello y podría haberlo hecho todo por ti. Podría haber sido fuerte. Dime si quieres que te mienta, porque esto tiene que acabar».
‘Yo te perdí una tarde de abril’ / Family: Los de Donosti acuñaron una de las canciones de amor más bonitas cantadas en español. De escasos 3 minutos, es difícil olvidar lo de «quiero vivir en otra ciudad porque mi risa ya no está con tu risa» o «vete a saber si cuando quieres volver lo haces de corazón o porque pesa el dolor».
‘Love Will Tear Us Apart’ / Joy Division: Nos hemos acostumbrado a ella a fuerza de escucharla en discotecas a altas horas de la madrugada, y quizá sea otra de las canciones más típicas y tópicas que se pueden poner en una lista de este estilo, pero… ¿no es acaso una de las letras más acojonantes que jamás hayáis escuchado?
‘Completamente Sola’ / Nosoträsh: Porque los hombres en JENESAISPOP también tenemos un lado femenino. Y porque hay veces que necesitamos vacaciones de nosotros mismos.
Raúl:
‘Negrita’ / Calamaro: «No quiero ser el estúpido que llama a partir de las tres de la mañana, pero negra es mi corazón el que se desintegra, porque me falta lo más importante». El que no haya cogido el teléfono a horas intempestivas para hacer la llamada (o mandar el mensaje) de la vergüenza, que tire la primera piedra.
‘Passing Afternoon’ / Iron & Wine: Una bomba lacrimógena compuesta por un esquelético ambiente rural y el pensamiento que nos lleva a soñar que aquella persona que se fue de nuestra vida pueda, quizá, recordarnos fugazmente.
‘Communication’ / The Cardigans: Quizás los suecos son una de las bandas que más canciones de amor (y más lloronas) tiene. Y especialmente el disco en el que estaba incluida esta (‘Long Gone Before Daylight’) es uno de los más completos en este sentido. ‘Communication’ es un clásico instantáneo, uno de esos que, sin que haga siquiera falta entender la letra (sobre no haber encontrado nada en la vida a la tierna edad de 27 años), es capaz de tocar a cualquiera.
‘Between Two Points’ / The Mongolfier Brothers: Roger Quigley es un especialista en melancolía y esta puede ser su obra cumbre de flagelación, sonando como unos Smiths narcotizados con opiáceos. Y ese «déjales que te pisen, ríete entre los golpes y el dolor, ellos tienen razón, tú te equivocas…» que duele como un látigo.
‘La Saeta’ / Joan Manuel Serrat: Probablemente grabada a fuego en la memoria de los que calzan más de treinta años, Joan Manuel Serrat se desmarcó de las saetas típicas con esta que, cómo no, llevaba implícito algo de crítica.