Sobre las 22.00 apareció en el escenario Jorge Calvo «Qué Maravilla» haciendo un a cappella de ‘Gracias por venir’ primero y de ‘Más es más’ después, al tiempo que reivindicó, por supuesto, a «Las Fangoria», y también ‘Absolutamente’ como un disco «para no pensar en nada». Malo cuando la autoafirmación empieza a parecerse al acoso. Las Fangoria salieron pocos minutos después, comenzando su set con uno de los éxitos con que seguramente se sienten más a gusto, ‘Miro la vida pasar’.
A continuación, interpretaron ‘La funcionaria asesina’, ‘Perlas ensangrentadas’ (sin la parte hablada final), ‘Mi novio es un zombi’, ‘Cómo pudiste hacerme esto a mí’, ‘Bailando’, ‘A quién le importa’, una celebradísima ‘Absolutamente’ y ‘Ni tú ni nadie’, cada una con una puesta en escena diferente, desde las sierras eléctricas de la portada del single de ‘La funcionaria asesina’ hasta las esperables vedettes llenas de plumas pasando por las coreografías catastróficas pero simpáticas de los «gemelos».
Antes de comenzar ‘Ni tú ni nadie’ (la única con la que la gente se levantó de sus asientos), Alaska, a la que arrancaron sus plumas pronto dejándola con el culo al aire entre mil y una transparencias («yo nunca llevo tanga, no miréis mucho», dijo) pidió que nadie reclamara otra porque aquello no era un concierto, sino una revista y a Lina Morgan, cuyo palco, recordó, no se puede ocupar, nadie le pide un bis «porque sería una ordinariez». El asunto playback quedó justificado así, al finalizar Olvido prometió una gira con conciertos verdaderos para febrero o marzo y dedicó unas palabrillas a Norma Duval. Cuando alguien debió de compararla desde el patio de butacas, contestó «Yo soy un poquito más alternativa», antes de lanzar un «speech» sobre cómo las modernas («sois vosotras, no yo») iban a reivindicar ahora estos espacios. De nuevo supo hacer reír al respetable como la más grande… de la revista.