Incluso prescindiendo de canciones como ‘Tú primero’, ‘Paso de ti’, ‘Hermético’, ‘Zona VIP’ o ‘Dicen que te vas’ (del segundo prefirieron ‘Algo muy grande’, ‘Creo que no’, ‘Cuélgalo’ y una versión express de un minuto de ‘Campeón’), el setlist de Ellos fue casi un hit after hit. En los primeros momentos del concierto sonaron la celebrada ‘En tu lista’ y la muy querida ‘Algún detalle’, y en el primer bis se recuperaron ‘Diferentes’ y ‘El anillo’, dos de los temas favoritos de sus fans.
El protagonismo absoluto de ‘Cardiopatía severa‘, que sonó al completo con la salvedad de ‘Aún no lo sé’, no quitó nada de fuerza a la orquestación del set. Más bien casi todo lo contrario. Aunque las cuerdas suenan pregrabadas, ‘Hasta el final’ es definitivamente una de las mejores composiciones del grupo y brillaron especialmente la infravalorada ‘Cumpleaños feliz’ y el gran grower esta vez, ‘Por qué no volvemos’, el tema que canta Santi Capote, que no parecía creerse la excelente acogida de la canción o cómo las masas coreaban su nombre.
‘Mientes’, con Guille Mostaza haciendo un karaoke mientras se maloía la voz de Jota pregrabada
Raúl Querido recibió un pequeño abucheo después de interpretar su canción sobre Amaia Montero (quizá su mejor tema, al menos en vivo). Pero también vítores y aplausos. Es divertidísimo acudir a un concierto de un cantante de este tipo, a medio camino entre los inicios de Austrohúngaro y Joe Crepúsculo, sólo por escuchar las opiniones de tus amigos, que van pasando de «esto también lo podría hacer yo» tras la primera canción a la carcajada… tras carcajada, algo que ya no puede generar cualquiera. «A mí me ha gustado la de que Amaia Montero tiene el brazo gordo», decían unos; «a mí la de Mai oh Mai», contestaban otros. Tampoco faltó la de Ronsenvinge, que, según él, ella no ha encontrado ofensiva.
Querido no rapea con el salero de Delafé en la canción sobre Nena Daconte, ni ‘Putrefactos’, que interpretó junto a Algora además de otro tema, es precisamente ‘Digan lo que digan’. Pero hay que reconocer que su concierto, entre punteos surf de un guitarrista invitado y bases techno, y letras de traca que se entendían a la perfección, es más entretenido de ver que el del 85% de teloneros restantes sobre la faz de la Tierra. Como mínimo capta tu atención. De eso va lo de ser un telonero y no de otra cosa. 7.