Lo más probable es que el error de la franquicia británica -recordemos que ha dado el salto oceánico, vendiéndole la idea a la MTV, con muy malos resultados– haya sido dividir a los protagonistas en dos (o incluso en tres) grupos: por un lado están los populares, encabezados por Mini, Liv, Grace y Nick y por otro los nerds, capitaneados por Franky, Alo y Rich. De Matty, el octavo en discordia, de momento se sabe más bien poco, porque ha dicho exactamente dos frases.
Este movimiento, sin embargo, era más o menos natural: mientras que en la primera y segunda temporada el grupo de amigos capea el temporal como buenamente puede, en un grupo cohesionado alrededor de la figura de Tony (y más adelante, alrededor de la de Michelle); la tercera y la cuarta temporada
son un relato absoluto de cómo las relaciones entre amigos nacen, crecen, se reproducen y… a veces fracasan y parecen condenadas a desaparecer.Sin embargo la gran baza de la serie siempre ha estado, principalmente, en entender a los malos, y en cómo Jamie Brittain y Bryan Elsley conseguían generar empatía en el espectador con unos personajes de lo más desagradable, estereotípico y problemático, algo que esta temporada consigue a duras penas con un personaje con más aristas que otras veces. Pese a todo, los primeros capítulos, en los que se ha presentado a Franky, Rich y Mini, han mantenido la reputación de la serie, lo cual es ya un logro. La esperanza queda puesta, por tanto, en los personajes que pueden revelarse como grandiosos a lo largo de esta quinta temporada, entre los que Grace destaca claramente.
Calificación: 6/10
Destacamos: a Grace, que podría convertirse en la nueva Cassie porque tienen la misma personalidad complaciente.
Te gustará si te gusta: las anteriores temporadas.
Predictor: falta ver cómo se desarrolla, pero si pasa como con la segunda parte ‘Misfits’, nosotros encantados.