De manera estática, casi agarrotada, y sin apenas interrupciones, le sucedieron temas extraídos de todos sus discos (incluso ‘Antenna’ y ‘Rush’). La selección dejó algunas ausencias muy notables, la que más ‘So Tell The Girls That I’m Back In Town’, pero muchos también echamos en falta algunos clásicos de ‘Tattoo‘, como ‘Quel dommage’ o ‘Lychee’.
Por contra, sí que interpretó otras grandes canciones como ‘Believe In Us’, ‘She Doesn’t Live Here Anymore’ o ‘It Hurts Me So’, algo afeadas debido al uso de pregrabados que replicaban innecesariamente el sonido original de los discos. Mucho mejor la versiones a piano de ‘Far Away’ y ‘Alone Again’ o la intensidad turbia y ruidosa de ‘My Mother’s Grave’. También destacaron algunas de las nuevas canciones de ‘Spellbound’, como el nuevo single ‘Dilemma’
Sin embargo, fue a partir de los bises donde pudimos ver y escuchar al mejor Jay-Jay. Mucho más desinhibido y envalentonado por los aplausos del público, pareció empezar a disfrutar de verdad del concierto, mostrándose más comunicativo y simpático. Con la extraordinaria revisión -muy libre, prácticamente en clave piano-bar-, ya casi al final, de ‘She’s Mine But I’m Not Hers’, se llegó al momento cumbre de una noche que quizá debería haber empezado entonces. 7.
Antes tocaron los madrileños Personal Belongings, un poco entre el folk de mentira a lo Russian Red y el pop saltarín de una Miss Li. Entregados, pero cursis y sin magia, demostraron tener el suficiente dominio técnico y de las estructuras de la canción pop clásica para ser unos correctos teloneros. 5.
Foto: Carlos Guzmán.