Continúa después: «Ese músico tipo tiene los mismos gastos o más que cualquier otro trabajador autónomo (alquileres, gasolina, telecomunicaciones, dietas, materiales…) mientras el pago que percibe por su trabajo no sólo es escaso sino también caprichoso y se ve diezmado por diversos reyezuelos y señores feudales».
A continuación pasa a detallar cómo vender 1000 copias de un disco anuales representa sólo 800 euros para el artista, asegura que Hidrogenesse recibieron medio céntimo por 2.252 reproducciones de ‘Disfraz de tigre’ en Spotify y, aunque reconoce que el directo es una fuente de ingresos, recuerda que hay que pagar también locales de ensayo, a unos 500 euros mensuales. Sobre los derechos de autor afirma: «De los casi 100.000 socios de que se compone la SGAE, poco más del 10% ingresa más de 1.000 € al año».
Nada que no imagináramos ya, pero situación sobre la que está bien reflexionar de vez en cuando.