San Miguel Primavera Sound: miércoles y domingo

La programación oficial del Primavera Sound (actividades por la ciudad aparte) comenzó el miércoles 25 en el Poble Espanyol, un recinto atípico: se trata de un «pueblo» construido para la Exposición Internacional de 1929 que pretendía reproducir diferentes edificios representativos de las regiones de España. En su Plaza Castellana actuaron en primer lugar Nisennenmondai y Las Robertas, pero no llegamos a tiempo para verlos. Tras estas dos bandas le vino el turno a Comet Gain, mítico grupo británico de indie pop con generosas dosis de ruido (no en vano, había tres guitarras sobre el escenario) y uno de los más reclamados por los participantes del foro del festival, que quizá no se quedarían muy contentos al ver que sus peticiones fueron escuchadas pero programándoles el miércoles (día en el que acuden pocos festivaleros de fuera de Barcelona) y el sábado… a las 14:30 y en el parque del Poblenou.


El sonido no era todo lo bueno que se pudo esperar y el grupo parecía en ciertos momentos perdido en la maraña de ruido que había creado. O puede que todavía no tengan lo suficientemente rodadas las canciones de ‘Howl of the Lonely Crowd’, su primera referencia discográfica en seis años y que estaban presentando en el festival (las malas lenguas también dicen que la dipsomanía de algunos miembros tampoco afecta positivamente a su directo). Sonaron correctos, no fue un concierto malo, pero tampoco especialmente brillante.

Tras Comet Gain le llegó el turno a Echo & The Bunnymen. Si muchos de los grupos de este festival interpretaban un disco mítico en su carrera (Nosoträsh, Suicide, Pere Ubu, John Cale, Mercury Rev), los de Liverpool atacaban dos: ‘Crocodiles’ y ‘Heaven Up Here’ (sus dos primeros discos, además). Sobre el escenario quedó demostrado que el segundo es mucho mejor que el primero, que se hizo largo como un día sin pan. El concierto fue levantándose a medida que sonaban canciones como ‘A Promise’ y ‘All My Colours’. Ataviados con vestimentas militares y de camuflaje, les dio tiempo a encajar un par de bises antes de la llegada de Caribou, los más esperados, que hizo que las cinco mil personas (el aforo era limitado) que se habían ido juntando a medida que pasaba la tarde, se apretujaran enfrente del escenario.

Con un show centrado en su última referencia, ‘Swim’, y un set mucho más tradicional de lo que cabía esperar en un principio (a destacar la buena labor del batería, colocado en la parte delantera del escenario, frente a Dan Snaith, alma de Caribou, que también contaba con percusiones a su alrededor), dio un concierto sin altibajos, sólido, compacto, que fue creciendo hasta que alcanzó la apoteosis final con ‘Odessa’. Su música, densa, oscura y bailable (no necesariamente en este orden) fue la piedra de toque del festival, dejándonos los motores preparados para las tres jornadas siguientes en el Parc del Fórum.

El Primavera Sound 2011 cerró las puertas oficialmente el domingo de nuevo en el Poble Espanyol, tras haberlo hecho el sábado en el Parc del Fòrum. Nos perdimos el concierto de Me and the Bees y Deakin, que había tocado el día anterior con Animal Collective y canceló su actuación en solitario tras ver que no le daría tiempo a prepararla, así que la primera banda que vimos fue My Teenage Stride. Aunque son americanos (concretamente, de Massachusets), su sonido remite a los clásicos británicos de la nueva ola, un pop muy fresco y que hizo que los corrillos de gente sentada en el suelo de la Plaza Castellana, donde se situaba el escenario dentro de Poble Espanyol, se levantara para mover los pies. El flequillo de Jebediah Smith, el cantante, no paraba de dar botes.

BMX Bandits continuó con la senda del pop luminoso, aunque esta vez con ese toque naíf tan típico de la onda C-86. Su líder, Douglas T. Stewart, no puede estar más alejado, sin embargo, de la imagen de estos grupos. Con su traje morado y su camiseta de los pitufos parecía más bien un Javier Gurruchaga procedente de Glasgow. Su aire risueño y su actitud entre inocente y pícara, como la de un niño pequeño que sabe un secreto, conquistó a la gente. Las canciones de la banda siguen conservando ese aire fresco y atemporal tan clásico de las bandas de la ciudad escocesa, en la que tener un grupo debe de ser asignatura obligatoria en las escuelas, porque estoy seguro de que es la población con mayor proporción de grandes bandas por habitante.

El fin de fiesta lo puso Mercury Rev con su reinterpretación en directo de su disco más mítico, ‘Deserter’s songs’ (1998). Reinterpretación desafortunada, en mi opinión. Cargándose los matices de un disco maravilloso y delicado, se dedicaron a darle un subidón de rock de estadio a todos los temas, incluidos los interludios instrumentales. La batería no paraba de sonar con ritmos simplones, todos los instrumentos aullaban a un volumen altísimo y a Dave Baker Jonathan Donahue no le pega el papel de Mesías del rock. Un completo despropósito cuyos resultados fueron muy similares al concierto del día anterior al Auditori, por lo que tampoco se le puede echar parte de la culpa al escenario. A mucha gente pareció gustarle, yo salí completamente decepcionado.

Foto: Dani Cantó para Primavera Sound.

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Publicado por
Marcos Domínguez