Wolfgang Flür, que fue miembro de Kraftwerk entre 1973 y 1987, repasa sus relaciones hostiles con sus compañeros Ralf Hütter y Florian Schneider. Tras la fragmentación del grupo en la década de los 80, Flür “descubrió entre otras cosas que su nombre no aparecía en los créditos de los discos y además supo que sus compañeros de grupo habían patentado un tablero de percusión electrónica que él mismo inventó». Una batalla que llevó a la formación a verse de nuevo las caras, aunque en este caso fuese en los tribunales de Hamburgo.