Anoche presentaban el citado álbum en su primera visita a la capital, con una Joy Eslava en la que no cabía ni un alma a la hora del comienzo de su actuación. Gozando del buen sonido de la sala, y con una trabajada puesta en escena, con ambos multiinstrumentistas a los lados y Stanier en el centro (con su clásica batería con un plato subido a una distancia considerable), la cosa tenía muy buena pinta de por sí. Había cosas que ya habíamos visto en el festival barcelonés, como las dos pantallas al fondo que emplean para mostrar a los distintos artistas invitados del disco, sincronizando imagen con voz; pero ahora además cuentan con acertadas proyecciones que animan la dinámica del show.
Comenzando con una intro que se iba convirtiendo poco a poco en ‘Africastle’, quedaba claro desde el primer momento que habían salido para comerse el escenario, y así fue, mezclando constantemente virtuosismo con potencia (a destacar la bestia parda que es John Stanier). Tras ‘Sweetie & Shag’ (con la correspondiente proyección de Kazu Makino de Blonde Redhead) y ‘Dominican Fade’, sorpresa al canto: se atrevieron con ‘Atlas’, pero tampoco calcándola, sino de manera más breve y supliendo exitosamente a Braxton con samples. Una más de ‘Mirrored’, ‘Tonto’, caería después, de nuevo con una impronta actualizada.
Nos hicieron bailar de lo lindo, ya fuera con el ritmo frenético de ‘Wall Streeet’, la festiva ‘Ice Cream’ o la sabrosona ‘Inchworm’, en la que juguetean con el reggaeton de manera inteligente. Tampoco se olvidaron de Gary Numan y la genial ‘My Machines’, después de la cual hicieron un parón para saludar al público y bromear (Konopka, intentando decir algo en castellano, dijo que su nombre es Santiago Calatrava). Con la brutal ‘Futura’ parecía que la noche no daba más de sí, pero la hora y cuarto de concierto se transformó en hora y media con un bis de un solo tema, ‘Sundome’, que parecía no acabar de comenzar, y que finalmente ejecutaron cuando salió Stanier y se puso tras la batería. Si hoy en día hay un concierto más excitante, divertido y enérgico que el de Battles, lo dudo o lo desconozco. Inolvidables. 10.
Walls, duo de electrónica fichado por el sello Kompakt, fue un inesperado y agradable descubrimiento. Mientras que muchos grupos se llevan de gira a teloneros que no son más que una versión de segunda fila de ellos mismos, Battles han sido espabilados al complementar su concierto con otro que va por otros derroteros. Más calmados, ambientales pero con chicha, y con bonitas filigranas provenientes de la guitarra, presentaron ‘Coracle’, un nuevo álbum que sin duda dejó a más de uno con ganas de que vuelvan. Habrá que estar atentos. 7.
Foto: Ricardo Feiticeira en CC para Flickr (¡gracias!)