El cuarteto madrileño, tan «outsider» que ya hasta cuesta imaginarlo en Siesta, donde publicó sus dos primeros álbumes, autoedita su tercer álbum en un sello que han llamado Discos Malos, continuando con la estela semántica relacionada con el director y actor que da nombre al grupo. Quizá esto de montárselo por su cuenta, decisión ahora favorecida por el triste estado de la industria, fue siempre la mejor opción. Y es que su música no puede situarse más lejana de muchos de los estilos que han tocado en estos años de carrera. Ni se parecen a Mastretta ni a Pierre Bastien.
Ahora que el mundo suplica a Danger Mouse y Daniele Luppi que estrenen de una vez una película para la banda sonora imaginaria que crearon, ‘Rome‘, Clint huyen de Italia y de Morricone para acercarse a Tarantino (‘Pólvora eres’), James Bond pasado por un filtro ochentero (‘Serie B’) o ‘Love Boat’ (‘Vacaciones en el bar’). Puede que alguien eche de menos a los Clint del primer disco, los del drama lánguido de ‘Summertime‘ y de la delicadeza de ‘La mañana‘ (esta línea es ya minoría); o bien a los de la magnitud de ‘Los tipos duros también bailan‘ o la intensidad de ‘Se valora el silencio‘. Sin embargo, la buena noticia es que, después de tres años sin disco en el mercado, el grupo ha conseguido expandir su campo de miras y abrir nuevas puertas para generar nuevas sensaciones sin recurrir a los mismos estribillos de siempre de muchos grupos con letra.
Si ya en su segundo disco Clint consiguieron los servicios de Constantino Romero para leer un par de frases, esta vez han apuntado más alto y han logrado traer a Guy Fixsen de los míticos Laika (también uno de los múltiples ingenieros involucrados en ‘Loveless’ de My Bloody Valentine) a Madrid para las labores de producción. Fixsen no traiciona el estilo del grupo, reconocible sobre todo en los vientos (aparte de ellos mismos, han contado con la colaboración de seis músicos), pero logra que el grupo suene más vivo: más rockero sin resultar estándar, más lleno de matices sin resultar colorido en exceso. Su mayor hallazgo es haber sabido plasmar en estudio, por primera vez en la carrera del cuarteto, lo contundentes y agresivos que son sus directos.
Además, a pesar de la diversidad de la propuesta (con canciones mejores y peores, en este último grupo, por ejemplo ‘Caso cerrado’, de las pocas que piden letra) no se abandona la accesibilidad y ‘Flirted With You All My Life’, una versión de Vic Chesnutt (participaron en su homenaje), puede gustar tanto a los fans de The xx (o The Shadows) como la tabernera ‘Alguno de los nuestros’ a los seguidores de Beirut y ‘Nana’ a los del antiguo Yann Tiersen. ¿A quién puede dejar indiferente ese tema lleno de pesadumbre llamado ‘No te alarmes’ que retoma algo tan alarmante como ‘La guerra de los mundos’? A la espera de que termine de salirles el megaproyecto cinematográfico que merecen, ‘Asuntos internos’ seguirá poniendo banda sonora a los momentos más intensos -por lo triste, lo alegre o directamente lo tétrico- de nuestra vida cotidiana.
Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘Alguno de los nuestros’, ‘Pólvora eres’, ‘Vacaciones en el bar’
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