Fran Nixon y Ricardo Vicente, ilustrados por Darío Adanti

Con bastante éxito de público, este miércoles ha tenido lugar un encuentro entre el arte gráfico de Darío Adanti y las ya conocidas canciones de Francisco Nixon y Ricardo Vicente. El Anfiteatro Gabriela Mistral de Casa de América fue el lugar elegido para unir música e ilustración en directo.

El dúo, con guitarra eléctrica y española, recorrió los temas de los dos largos editados hasta el momento. Sonaron, entre otros, ‘Nadia’, ‘Me casaré cuando me enamore’ o ‘Banderas rojas’ de ‘Es perfecta‘ y ‘Erasmus borrachas’, ‘Inditex’ o ‘Mueso británico’ de ‘El perro es mío‘. Afortunadamente, tampoco dejaron de lado ‘San Fernando’ del EP ‘Gloria y la belleza sureña‘ ni los ya clásicos de La Costa Brava que todo el mundo corea como si de himnos se tratara (‘Treinta y tres’, ‘Adoro a las pijas de mi ciudad’ o ‘Canción de regalo’).

La sorpresa musical llegó con la interpretación de ‘Todos tus caballos de carreras’, la canción de Ricardo Vicente que abre ‘El problema de los tres cuerpos‘. A pesar de ser un tema pertenciente a otro proyecto y de tratarse, según ellos, de un tema complicado, nos hicieron ese pequeño obsequio de resultado redondo. Será que las grandes canciones no pueden escapar de eso.

Adanti, en un escritorio situado a la derecha de los músicos, proyectaba los dibujos que iba realizando en su ordenador. Bajo la premisa de “una canción, una ilustración”, con cada nuevo tema se abría un universo distinto a partir de una hoja en blanco. Lo ideal hubiera sido una proyección más clara o luminosa, pero el efecto opaco de la imagen no impidió que se disfrutara del proceso de creación conforme avanzaba la música.

Su estilo, que recuerda tímidamente al universo de Tim Burton con personajes que se mueven entre la amargura y la más conmovedora locura, reflejó de manera divertidísima los mensajes de las canciones. Hubo momentos verdaderamente gloriosos en los que el público no pudo más que estallar en carcajadas y aplausos, como ocurrió con ‘Brackets’, al colocarle a la chica el aparato dental y apretarlo con unos alicates. El espectáculo mereció muchísimo la pena y prueba que la unión de varias disciplinas artísticas casi siempre deriva en una muy grata experiencia.

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Publicado por
Angèle Leciel