Llueven los comentarios machistas, clasistas y racistas, entre otras preciosidades, que van del tipo «parece un travesti» al «no me fío de los Mohameds» pasando por supuesto por la bochornosa marginación «por ser de otro país» y algún que otro descalificativo inclasificable como «yo es que el sistema gótico es algo que nunca me ha gustado» (?). Esta oda a la decadencia de la sociedad española convenientemente editada y recortada para mostrar lo mejor de sí misma en 120 minutos (cansan hace tiempo tantas horas de directo de Gran Hermano… para nada) y con fondo de hiperrealidad en tu puta cara alcanza su cumbre con el personaje de la madre ultrapija de un abogado divorciado que sólo admitirá en casa a una chica «del PP y del Real Madrid». Por supuesto en Cuatro han tardado cero coma en soltarle a una candidata brasileña y a una bailarina de burlesque. Aunque ni extranjeras ni chicas de la noche ni «cocineras de fogón». El mejor comentario de Toya, esa señora permanentemente recién salida de la peluquería, ha sido: «esta catalana… ¡bah!».
El programa cuenta con un «infórmatico y virgen» (así salía en los rótulos) con camiseta de Muse y eterna pinta de «loser», un guaperas estudiante de Periodismo con poca pinta de haber llegado a la nota de corte y un químico stripper que no cierra la puerta del baño para ducharse aprovechando que hay cámaras y además habla en pelotas con su madre. Cuando te preguntas qué más podrías desear para ser feliz un lunes por la noche, llega el concursante «empresario y gay» (sic), con una madre dispuesta a apartar a su churumbel de treinta y pico años de todos los hombres «plumeros» y de otras religiones. Y es que aquí, como en esos guiones de Almodóvar de personajes femeninos, las verdaderas protagonistas son ellas: ellas dispuestas a vender a un «daddy» que proporciona estabilidad, a hundir en la miseria a una pobre chica que no ha terminado la ESO, que es negra o que quiere hacer tríos, con comentarios tan de la calle como «mira qué lista, cómo te ha embaucado con lo que a ti te tira».
Tras una primera criba, se suelta a las seis primeras finalistas (primeros en el caso de los gays) y a los chicos en un lugar con bien de alcohol y musicote ya presto para los primeros rituales de apareamiento. Entre peleas de gatas de primero de reality chungo y romanticismo del todo a 100 de gente que se pasaría la vida remando por barcas absurdas, el grupo de homosexuales ha protagonizado uno de los momentos más hilarantes de la telebasura reciente. Y es que después de ver a las mujeres simulando felaciones y agarrando paquetes a la primera de cambio, habríamos apostado sesenta y nueve mil cien euros a que todos los concursantes homosexuales vestidos de riguroso blanco Ibiza comenzarían a retozar entre ellos al saberse rechazados por Luis Ángel, pero nada más lejos de la realidad. Su sofá se ha transformado en una inverosímil discusión de maricas malas por la que han pasado insultos tipo «tú eres la Sara Montiel», «pues tú Marujita Díaz», pronunciados completamente en serio. «Esto no puede estar pasando», decía aquel en un vídeo a posteriori. Programa propio ya.
Con lo mejor/peor del ligoteo de MTV, ‘Granjero busca esposa’, ‘Hombres mujeres y viceversa’, ‘Confianza ciega’ y ‘Uno para todas’, Cuatro ofrece otro de sus realities con vocación de programa de culto kitsch, donde priman el ritmo, el montaje y la carcajada por encima del supuesto experimento sociológico. Ideal para ver en grupo.
Calificación: 8/10
Destacamos: el seguimiento espontáneo en directo en nuestros foros. Sólo surge con canela fina.
Te gustará si te gusta: ‘Granjero busca esposa’
Predictor: durará.