Con humildad, pero con la seguridad de quien lleva más de dos décadas en esto, los británicos ofrecieron un set centrado en su citado último LP y con pocas concesiones al respetable, sin tirar de hits. No todo fueron novedades, ya que también echaron mano de pequeños grandes éxitos de sus primeros discos, como la inicial ‘Blood’, perteneciente a su debut, o la maravillosa ‘Dick’s Slow Song’, del mítico ‘Curtains’ (1997), pero principalmente hicieron sonar sus últimas composiciones, a destacar ‘Chocolate’, ‘A Night So Still’ o ‘Frozen’, las cuales ganan mucho en directo. Mucho de esto tiene que ver con la pasión que Staples pone al cantar, en curioso contraste con su timidez al dirigirse al público. Siempre se echará un poco de menos el violín o los arreglos orquestales de ex componentes como Dickon Hinchliffe, pero la nueva formación que acompaña al trío de miembros originales viene como anillo al dedo, reforzando su faceta soul con emotivos saxos y órganos de apoyo, además de una sección rítmica de diez.
El estupendo sonido del Teatro Lara ayudó también, evidentemente, a rematar un concierto que, con dos bises incluidos (bien podían haber sido tres a juzgar por la entrega y aplausos de los allí presentes), duró hora y tres cuartos. Conciertos en Madrid hay muchos al cabo del mes, pero el de Tindersticks era asignatura obligatoria y más con las cotas altas que se alcanzaron incluso eligiendo un repertorio arriesgado. Eso dice mucho (y muy bueno) de ellos. 9.