The Stone Roses arrasan Barcelona

Tras dieciséis años de espera y, vestido con antiguas camisetas oficiales de The Stone Roses, un público más inglés que español esperaba impaciente el primer concierto del cuarteto de Manchester en el inicio de su gira europea en Razzmatazz, tras un ensayo más corto en Warrington. Después de unos treinta minutos de expectación y apoyados por los esperanzados gritos de sus admiradores, quienes ocho meses atrás estaban convencidos de que la banda había pasado a mejor vida, aparecieron apoteósicos los primeros acordes del bajo de Mani interpretando ‘I Wanna Be Adored’, a los que pronto se le unirían la voz quebradiza de Ian Brown entonando “I don’t have to sell my soul…” y los saltos de todos los asistentes que, durante los 90 minutos del show, no dejaron de bailar.

‘Sally Cinnamon’, ‘Mersey Paradise’ y ‘Ten Storey Love Song’, interpretadas bajo una precisión de ensayo sorprendente, evidenciaron que la intensidad del show era tan alta que, realmente, no hacía falta que la voz de Brown dejara de acoplarse para disfrutar de él. De hecho, la tranquilidad no hizo amago de estar presente hasta que el cuarteto interpretó ‘Where Angels Play’ y ‘Shoot you Down’, volviendo a aparecer la diversión en ‘Waterfall’ que, esta vez, iba acompañada por la fuerza de la batería de Reni y el sensacional riff por parte de John Squire que aparecería múltiples veces más.

Serenos y, prácticamente sin hablar entre ellos, los componentes consiguieron desenvolverse durante todo el concierto sin el más mínimo ápice de nerviosismo, tal y como mostraba la postura holgada de Ian Brown, más típica de un quinceañero que de un rockero –con un par de escupitajos incluidos-.

Tras ‘Fools Gold’ y ‘Standing Here’, apareció la aclamada ‘She Bangs the Drums’, de la que el público entonó hasta los acordes y que, además, fue dedicada por Brown a todas las mujeres. ‘Made of Stone’, ‘This is the One’ y ‘Love Spreads’, esta vez con un inédito rap evidenciando la vuelta de la banda, fueron las escogidas para dar las últimas pinceladas de un concierto que, cinco minutos más tarde, nos sorprendería. Durante este corto periodo de tiempo, el público percibió que detrás de la sala, en la mesa de sonido, se encontraban Liam Gallagher y Andy Bell expectantes, que no tardaron en hacerse fotografías, tirar cerveza a sus fans y anunciar lo increíble que les parecía el cuarteto de Manchester a todos los de su alrededor.

Rompiendo las reglas que habían establecido a lo largo de su carrera musical, The Stone Roses volvieron a aparecer para ofrecer un bis con un simbólico ‘I Am The Resurrection’, dejando claro que se trataba de una excepción: “nunca hacemos bises”. Finalmente, el show se dio por terminado tras un larguísimo riff de John Squire y un abrazo grupal en el escenario por parte de todos los componentes del grupo, mientras el público aclamaba el buen trabajo del baterista durante la noche: “¡Reni!, ¡Reni!”. 10.

The Stone Roses vuelven a actuar hoy en Razzmatazz y a mediados de julio estarán en el FIB.

Foto: The Stone Roses – 080612 – Matt Squire

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Publicado por
Judith