La voz de Regina Spektor encandila al Price

Hace casi seis años exactos (un 12 de julio) que vino Regina Spektor por última vez a Madrid para dar un concierto. Entonces fue en Moby Dick y es una alegría comprobar que su estrella la ha seguido acompañando durante estos años y, es más, brilló con más fuerza si cabe al abarrotar anoche un Circo Price rendido a sus pies. Salió sola para interpretar a capella el blues de ‘Ain’t No Cover’, con el cual arrancó el primero de los muchos y enfervorecidos aplausos que habrían de venir durante la hora y media larga que duró su set. Con ‘The Calculation’, perteneciente a ‘Far’ (2009), su anterior LP, presentó al trío de músicos que conforman su banda, entre batería, violonchelo y teclados. De este modo y sentada ante su gran piano de cola, fue dando saltos adelante y atrás en el tiempo de su discografía, centrándose obviamente en su reciente ‘What We Saw From The Cheap Seats‘, del cual destacaron ‘Small Town Moon’, ‘Blue Lips’ o el single ‘All The Rowboats‘.

Entre canción y canción, la moscovita recogía agradecida los comentarios cariñosos del público y respondía con humor que en castellano sólo sabía dar las gracias y decir nombres de comida como «tortilla de atún», provocando carcajadas y un ambiente distendido. Pese a ello, era fácil emocionarse gracias a su torrente vocal, especialmente mágico en temas como ‘Eet’ o ‘Ode To Divorce’. No se olvidó de los estupendos bonus tracks de su mencionado último álbum y primero sonó ‘Call Them Brothers’, que interpretó acompañada por la guitarra y voz de Only Son, para quedarse sola de nuevo en el escenario a continuación y versionar la preciosa ‘The Prayer Of François Villon’, original de Bulat Okudzhava, cantada íntegramente en ruso. Con la melancólica ‘The Party’ se despedía y se hizo de rogar, pero tras muchos aplausos y vítores volvió para un generoso bis en el que no faltaron hits como ‘Us’, ‘Fidelity’ o ‘Samson’, que acabaron de bordar un concierto de los que deseas que no acabe nunca, o ya que tiene que terminar, que al menos se repita pronto. 9

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Only Son, proyecto del simpático Jack Dishel, era el plato perfecto para abrir boca. El marido de Regina, con gracia y pericia se hizo enseguida con los presentes al intentar hablar todo el castellano que conocía y ya que su banda no estaba presente, tiró de un ipod para reproducir las bases que requería su show. Frecuentemente en la onda de otros veteranos como The Shins, temas como ‘Magic’ o ‘My Museum’ entraban bien sin ser especialmente memorables, pero al menos no aburrían, que eso ya es mucho. Dishel cumplió con el papel que le había tocado jugar y no siempre es fácil cuando no eres el artista principal de la noche, pero para él parecía pan comido. 6.

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Publicado por
Miguel Sánchez