Tras el éxito de la edición pasada, el BBK Live ha querido consolidarse dentro de los grandes festivales peninsulares plantando cara al mísmisimo FIB, haciendo que ambos eventos coincidan en el tiempo. Por primera vez, el cartel del BBK no ha echado mano de Fito y los Fitipaldis, Tequila y demás para ofrecer una propuesta más seria y uniforme y, aunque todavía es algo pronto para valorarlo, parece que los números de asistencia (37.000 esta primera jornada) avalan la apuesta.
A lo largo de la semana todos mirábamos al cielo y nos acordábamos de hace unos años cuando la actuación de R.E.M estuvo acompañada de un diluvio universal que hizo que Kobetamendi se convirtiera en un lodazal intransitable. Al final, el agua no llegó y el jueves pudimos disfrutar del sol y de una temperatura agradable ya desde el mediodía cuando el grupo tributo The Rollin’ Stoned ofreció un concierto en mitad de la gran vía bilbaina, que pilló por sorpresa a todos los transeúntes, que no duraron en sumarse a corear algunas de las míticas canciones de los Rolling.
Aunque para el plato fuerte del día faltasen más de 7 horas, las colas para subir a Kobetamendi empezaban alrededor de las 5 de la tarde. En esta edición, el festival cuenta con un tercer escenario además de la ya instaurada Carpa Vodafone dedicada, en principio, a los grupos nacionales.
El primer concierto del festival fue a cargo de los vizcaínos Belako, ganadores del premio para tocar en el festival de la radio vasca Gaztea. Con un repertorio aún no muy extenso, dejaron entrever que tienen un futuro prometedor, combinando de muy buena manera un rock oscuro con unas voces atrayentes. El reducido grupo de asistentes pudo sentir la fuerza de este joven cuarteto interpretando temas como ‘Beautiful World’ o ‘Eurie’, que pueden oírse en el canal de Youtube del grupo.
Cuando los Maccabees llevaban media de concierto, La Habitación Roja reventó completamente una Carpa Vodafone en la que no cabía una sola persona más. Se puede entrar a debatir la calidad de los valencianos o esas letras tan “particulares” que tienen pero lo que es indiscutible es que en directo no fallan una y la gente les sigue allá donde van. Respect.
Una vez solventados los problemas técnicos, la banda salió al escenario con un sonido sencillamente apabullante con el que sobrecogieron al público durante casi tres horas. Es probable que los no fanáticos de la banda pensasen que esa duración es excesiva – más cuando ya sabemos que hay un parte del público que estaba ahí por ‘Boys Don’t Cry’, ‘Why Can’t I Be You’ y ‘Friday, I’m In Love’, temas que interpretaron en la recta final del show – pero hay que reconocer que la carrera y el repertorio de Robert Smith le permiten hacer un setlist así e incluso más extenso. Ahora, también es cierto que en un festival, y a esas horas, el cansancio hace mella y quizás el grueso del público se habría ido a casa con mejor sabor de boca si el concierto hubiera durado menos. Allá ellos.
Debido al retraso de The Cure, la actuación de Bloc Party se solapó y prácticamente llegamos al final del concierto cuando interpretaban un medley de ‘Flux’ con el ‘We Found Love’ de Rihanna aderezado con unos juegos de luces francamente notables. Daños colaterales los llaman. Nicolás del Moral, Íñigo Díez.
Fotos: Musicsnapper & Tom Hagen