‘Breaking Bad’, en el podio

‘Breaking Bad’ acaba de despedirse hasta 2013 tras ver su quinta y última temporada dividida en dos, como exigencia para poder cumplir el rodaje programado por el equipo comandado por uno de los productores ejecutivos de ‘Expediente X’, Vince Gilligan. La serie arrancaba en 2009 pareciendo el drama -salpicado de humor negro- de una familia acechada por el cáncer, pero se convertía poco a poco en una magistral serie de gangsters que alcanzaba su cima al final de la cuarta temporada, cuando su ¿inesperado? desenlace era detallado por varios montajes de Youtube (este vídeo contiene los únicos grandes spoilers del artículo).

La transformación del profesor protagonista Walter White, interpretado por Bryan Cranston, en «Heisenberg» (atención al origen alemán, malo como los nazis, del apellido), un fabricante de metanfetamina, anticipada desde el episodio uno de la primera temporada, es una de las más fascinantes de la historia de la televisión reciente. Este personaje, que tras ser diagnosticado de cáncer y someterse a tratamiento, nunca vuelve a dejarse el pelo crecer, se vuelve víctima de sus propias ambiciones entre su pasión por la química y el amor por su familia, desembocando en aquel mítico episodio en el que le vemos tumbado bajo el suelo de su casa, riéndose a carcajadas, y ante el cual uno no sabía si reír con él o llorar.

Este punto de inflexión en ‘Breaking Bad’ sólo es en realidad un paso más entre los muchos en los que los guionistas se han lucido con un progresivo doble uso de la manipulación, primero de mano de Walter White y todos los que le rodean, y segundo y más interesante todavía, del cáncer como herramienta (ni ‘Dogville’ de Lars Von Trier). En este último punto se esconde el enésimo pensamiento políticamente incorrecto que nos ofrece esta serie que -recordemos- trata sobre la fabricación de una metanfetamina azul casi 100% pura que está riquísima.

La primera mitad de la quinta temporada no se ha cerrado de manera tan magistral como la cuarta pero casi, recordándonos que en esta serie casi todo lo que vemos en pantalla ha pintado algo, avanzando un nuevo rumbo para la segunda tanda de ocho episodios (los últimos) y todavía sin aclarar adónde nos lleva el «flashforward» con que se abre esta última sesión. Han sido capítulos apasionantes y llenos de imágenes tan poéticas como esa en la que veíamos a Mike y a Walt contemplando el río, y en los que se ha adivinado cierta intención por crear tensión à la ‘Prison Break’ en los minutos finales, llenos a su vez de cliffhangers, lo que ha ayudado a que definitivamente se duplique la audiencia de la serie en EE UU.

Es, a pesar de los trucos, otro triunfo para las series que arrancan de manera modesta, pero a las que se deja respirar adecuadamente, y que además de haber consolidado una sobresaliente trama principal, ha presentado a secundarios impagables como el abogado Saul Goodman (la bomba, ya se bromea sobre un «spin-off») y además ha sabido relegar las subtramas que no interesaban rápidamente (¿os acordáis de la cleptomanía de Marie, de la compra de cerveza de Flynn y sus encantadoras e hipnóticas muletas nerd?). Para saber si todo se cerrará de manera igual de sobresaliente, habrá que esperar al verano que viene. 9.

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Publicado por
Sebas E. Alonso
Tags: breaking bad