Un aperitivo de los problemas que encontraríamos para disfrutar en su plenitud de las virtudes de The xx. El grupo subió a las tablas para abrir con la contundente ‘Angels’, ya cantada a pleno pulmón en su estribillo por los casi tres mil asistentes que llenaban el recinto. A partir de ahí la cosa podría haber evolucionado hacia un karaoke colectivo de los dolientes estribillos del trío, pero no sucedió eso exactamente. Si el secreto de The xx en estudio es su minimalismo, los claroscuros, el juego entre silencios y susurros, en directo las entradas y salidas del público «esta me la sé, luego la canto a grito pelado aunque sea la ‘Intro’ instrumental», «esta parte no me la sé, luego me pongo a contarle mi vida a gritos al de al lado» resultaron en un directo imposible de disfrutar que acentuaba la peor cara de La Riviera: la de esa sala con una palmera en medio en la que en un «sold out» no ves nada aunque midas 1,85 y en la que no se aprecian los detalles si no llevas uno de los mejores técnicos de sonido del mundo.
No seré yo quien entone el patético «molabais más cuando no erais tan famosos». Hay tantos grupos famosos que molan tanto… Pero The xx no son un grupo para engorilarse como Arctic Monkeys, ni ellos nos citaron en un recinto apropiado para la introspección, ni han logrado pulir del todo algunos de sus fallos. Tras un excelente show en el Primavera Sound este año, inexplicablemente han recuperado los viejos problemas con los graves, sintes y percusiones de Jamie xx, que ya les vimos en el Día de la Música hace un par de temporadas. Así, del exceso de sonido rebotado se levanta un muro entre grupo y público (especialmente el que no está en las primeras filas) que sólo se salva cuando se interpretan los hits más conocidos.
A la emoción que sí transmitió Jamie con su percusión en directo en ‘Angels‘, y por supuesto los adorables Romy y Oliver con sus contenidas pero apasionadas interpretaciones vocales en ‘Crystalised’ o ‘Islands’, hay que sumar otros grandes aciertos de su set. Que ‘Sunset’ sea interpretada a continuación de ‘Reunion’, casi unida, como si fuera su respuesta, confirma que ‘Coexist‘ es un disco tan interesante como el primero -si no más-. El paso de la electrónica ‘Swept Away’ a ‘Shelter’, la primera inundando de su base por completo a la segunda, y recordando definitivamente a los Everything But The Girl del 96, fue la prueba de que a pesar de todo, The xx trabajan duro en su directo. En el bis, la unión también entre ‘Intro’ y la preciosa ‘Tides’, una de sus canciones cumbre, no pudo ser más adecuada para dejar buen sabor de boca antes del cierre con ‘Stars’. La banda presenta buenas ideas, o más bien excelentes: son capaces de reinventar muchos de sus viejos éxitos sin que el público eche de menos sus antiguas formas. Sólo tienen que mejorar el modo de transmitirlas al público y cuidar el lugar en el que lo hacen. 6.
Foto: djenvert, CC en Flickr.