El papel de Big Boi en Outkast se limitaba, la mayoría de las veces, a ofrecer siempre el lado más clásico, más apegado a lo que se espera de un grupo de su género. André era, sin embargo, el encargado de dar al dúo otra visión, otro sonido. Al acercarnos por primera vez a este nuevo disco, es inevitable sentir que en esta ocasión el rapero ha decidido dar un paso más allá y demostrar sus cualidades para salirse del tiesto. El método para conseguir un nuevo sonido viene de la mano de una lista de colaboraciones bastante alejadas del entorno de la música negra. El dúo Phantogram aporta algunos de los mejores momentos, como ‘Objectum Of Sexuality’, ‘CPU’ y ‘Lines’, éste con la colaboración de A$AP Rocky. Rocky también es sangre fresca de la última hornada de raperos norteamericanos, al que Big Boi suma al infravalorado Kid Cudi en la excelente ‘She Hates Me’. El resto de aportaciones destacables viene encabezada por los rockeros Wavves en ‘Shoes For Running’ y Little Dragon en ‘Thom Pettie’ y ‘Descending’. La marciana colaboración con Jai Paul en ‘Higher Res’ queda relegada a bonus track de la edición especial.
Obviamente el artista no olvida de dónde viene y antes de adaptarse a los sonidos de sus colaboradores, son estos últimos los que se amoldan a la personalidad del músico. La conexión con el hip hop la tiene en gente como T.I., Ludacris, Sleepy Brown y Killer Mike. A estos hay que añadir la aportación de última hora de Kelly Rowland en ‘Mama Told Me’, un tema compuesto junto a Little Dragon que por problemas burocráticos
terminó en las manos de la ex Destiny’s Child. Este número, primer sencillo del disco, es a pesar de todo uno de los mejores en su revisión del funk de los 80 tan deudor del mejor Prince. Y el de Minneapolis no sólo aparece por este tema. En realidad, Prince debería estar encerrado en su mansión dándose golpes por no haber escrito algunos de los temas que contiene este álbum. No hay más que escuchar ‘Raspberries’ para entender de lo que estamos hablando.‘Vicious Lies And Dangerous Rumors’ podría haber sido la obra magna de Big Boi, al estilo del ‘My Beautiful Dark Twisted Fantasy’ de Kanye West. Pero él ha elegido no acercarse al tono reflexivo y personal de West en aras de un disco mucho más despreocupado. Reconocemos todos los méritos artísticos del trabajo del equipo de Boi, pero es difícil encontrar algún punto con el que conectar con el rapero.
A falta de un nuevo álbum de Outkast, Big Boi nos ha entregado el disco más apegado al sonido del dúo. Sólo nos falta André 3000 apareciendo por algún lado para poder certificarlo como su regreso. Y tal vez ese haya sido el error más destacable del disco. Querer hacer un disco de Outkast sin la mitad del grupo puede resultar en eso, en que cojee. Con una pierna en Outkast y con algunos invitados a punto de robarle el protagonismo, Big Boi se encarga, en cada una de sus apariciones, de recordarle al resto quién es el que manda. Está claro que tanto él como su productor habitual, Chris Carmouche, se han dejado llevar un poco por la nostalgia de los tiempos pasados, pero a falta de un regreso completo del dúo, esto es lo mejor que vamos a encontrar. Y no es poco. Este es un buen disco de hip hop, con momentos realmente brillantes, que sirve como escalón en la carrera de uno de los artistas más interesantes de nuestros días.
Calificación: 7/10
Lo mejor: ‘Lines’, ‘CPU’, ‘Mama Told Me’, ‘She Hates Me’
Te gustará si te gustan: Outkast.
Escúchalo: Deezer