A diferencia de ‘Happythankyoumoreplease’ (2011), mucho más coral, ‘Amor y letras’ se centra en el personaje interpretado por Radnor, un treintañero neoyorquino que, en plena crisis existencial, vuelve a la universidad donde estudió para asistir a la jubilación de un amigo profesor. Esta vuelta al pasado, al lugar donde todos los sueños y anhelos profesionales parecían posibles, le sirve al director para reflexionar sobre tres aspectos: la literatura (y su relación con la vida), el amor intergeneracional y el difícil paso a la madurez.
El comienzo de la película es prometedor. El proceso de enamoramiento a través de una relación epistolar y musical está narrado con mucho encanto y sensibilidad, y las tensiones derivadas del choque generacional están bien utilizadas desde un punto de vista humorístico.
Pero lo que parecía que iba a ser una agradable comedia romántica de espíritu indie, una afortunada mezcla de risas y romanticismo, acaba resultando un blandito y arrítmico drama con moraleja edificante. Los defectos que se intuyen en la primera parte salen ahora a la luz cual espinillas de estudiante: personajes secundarios que aportan muy poco y acaban estorbando (el profesor, el amigo jipi), recursos de guión que resultan torpes y poco sutiles (las miradas de la bibliotecaria, el número de teléfono que le da al alumno depresivo), y la progresiva aparición de un molesto rebozado ideológico que termina cubriendo la película de grumos culturetas y moralizantes. 5,5.