Low / The Invisible Way

Este 2013 es un año singular para el trío de Duluth (Minnesota) Low, ya que se cumplen 20 años de carrera musical desde que publicaran su debut, ‘I Could Live In Hope’. Lo celebran con la regularidad bianual y estricta con la que llegan sus publicaciones y, claro, nos entregan su décimo álbum, otra bonita cifra. ‘The Invisible Way’ también es especial, dentro de su discografía, porque ha contado con la producción de Jeff Tweedy, un papel poco frecuentado por el líder de Wilco más allá de su propia banda. Conscientes del espaldarazo comercial que eso podría suponer, Alan Sparhawk, Mimi Parker y el aparentemente estable bajista Steve Garrington presentan la que es posiblemente su colección de canciones más amable y dulce desde los tiempos de ‘Secret Name’.

Aunque con matices, Tweedy ha logrado convencer a Low para tocar un palo que, por extraño que parezca dado el carácter íntimo y melancólico de gran parte de su repertorio, no habían tocado hasta ahora de una manera clara. Porque, con leves matices, ‘The Invisible Way’ es el disco acústico de Low. Salvo un (fantástico) arranque eléctrico en la segunda parte de ‘On My Own’ y algún tímido arreglo de cuerdas en la inicial ‘Plastic Cup’, guitarras acústicas y pianos clásicos son los protagonistas absolutos de un álbum grabado con un sonido cercano, que aparenta una escasa postproducción y que apuesta todo a la naturalidad, poniendo especial énfasis en una de las mejores armas del grupo, las armonías vocales de Alan y Mimi. De hecho, la otra gran novedad es que esta toma un protagonismo vocal hasta ahora inusitado, repartiéndose el papel solista entre ambos casi al 50%.

Para regocijo de los que echábamos de menos más momentos como ‘In Metal’, ‘Weight Of Water’ o ‘Especially Me’, Mimi brilla como nunca en la intensa pureza de ‘Holy Ghost’, en la vibrante y creciente ‘So Blue

‘ y en la muy pop ‘Just Make It Stop’ (apunta a momento de celebración en sus próximos directos), encabezando los momentos más memorables de esta nueva obra. Algo muy meritorio, dada la larga trayectoria del grupo y su incontable colección de canciones maravillosas, es que su fuente de temas preciosos parezca inagotable, sumando, además de los antes mencionados, cortes como ‘Clarence White’ (dedicada al miembro de The Byrds que murió atropellado en 1973), la mencionada ‘Plastic Cup‘ (una curiosa reflexión que mezcla salud, arqueología y ecología) o la delicada ‘Mother’ (una preciosa misiva de amor filial).

Sin embargo, al margen de algún corte algo más tibio de lo habitual (‘Waiting’ y ‘Four Score’), hay algo que sitúa ‘The Invisible Way’ un peldaño (pequeñito, eso sí) por debajo de sus mejores obras. Carece de ese carácter desafiante que, especialmente en la última década, caracteriza sus discos y los hace piezas únicas y diferentes a cualquier cosa que hayan hecho antes. Este es un álbum singular, pero quizá resulte demasiado dócil para ser de un grupo que nos tiene (mal) acostumbrados a discos tan soberbios como ‘C’mon‘, ‘Drums And Guns‘ o ‘Things We Lost In The Fire‘. En cualquier caso, que no sea otro sobresaliente en su discografía no quita que ‘The Invisible Way’ sea un gran álbum en términos absolutos.

Calificación: 7,7/10
Lo mejor: ‘So Blue’, ‘Just Make It Stop’, ‘Plastic Cup’, ‘Holy Ghost’, ‘Mother’
Te gustará si te gustan: los discos unplugged.
Escúchalo: en Drowned In Sound.

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Publicado por
Raúl Guillén