Youth Lagoon / Wondrous Bughouse

La idea de un “manicomio maravilloso” es extraña: naturalmente ningún hospital psiquiátrico recibiría jamás ese apelativo. Pero el manicomio al que se refiere Youth Lagoon no es otro que el de su propia cabeza. Fuera ya de las cuatro paredes de su cuarto en las que grabó su aclamado debut ‘The Year of Hibernation’, Trevor Powers expande con ‘Wondrous Bughouse’ no solo su lugar de trabajo –de su habitación a un estudio de grabación de verdad– sino también su propio sonido, llevándolo esta vez hacia lugares inmensos que solo existen en su mente.

Esos lugares tienen algo perturbadoramente infantil. De algún modo uno tiene que acordarse de las piezas de psicodelia animada de Vincent Collins escuchando cosas como ‘Attic Doctor’, prácticamente una canción de carrusel, pero envuelta en una atmósfera retorcida que pondría banda sonora a las pesadillas de más de uno. La letra de hecho parece escrita por un niño, pero no en el peor de los sentidos precisamente. Por momentos ‘Wondrous Bughouse’, un disco obsesionado con los misterios de la vida y la muerte, da hasta miedo con frases como “querías saber que no iban a sobrevivir / hay sangre en la alfombra / en el sótano / en el ático” (‘Pelican Man’), que con su simplicidad resultan muy efectivas entonadas por la voz de Powers, con la que suena efectivamente como un niño, quizás aposta.

Así que es importante echar un vistazo a la portada. Lo cierto es que impresiona por su exuberancia, pero sugiere cosas a las que un niño normal no debería tener acceso, cosas muy oscuras. Comenta Powers, de hecho, que ‘Wondrous Bughouse’ es el resultado de su creciente fascinación por la “psique humana y donde lo espiritual se encuentra con el mundo físico”. Podría sonarnos a la enésima pretenciosidad del norteamericano indie de turno, pero Powers posee talento de verdad. En una especie de cruce entre los Animal Collective

de ‘Feels’, los MGMT de ‘Congratulations’, y otras bandas como Sparklehorse o Mercury Rev, Youth Lagoon ha creado un álbum espeso pero de inmenso espíritu (dream) pop, con melodías, con grandes canciones debajo de evocadoras capas de ruido, mareante reverberación y guitarras distorsionadas. Todo esto suena muy manido pero el resultado es tan denso o, mejor dicho, rico y único como la “psique” de su autor.

Junto al productor Ben H. Hiller (Animal Collective, Deerhunter, M.I.A.), Youth Lagoon no ha podido pues alejarse más de la delicada introspección de su álbum debut con este disco. Para los que se hayan sentido decepcionados con el cambio de rumbo, ‘Wondrous Bughouse’ servirá para hacer de ‘The Year of Hibernation’ un álbum incluso mejor, pero sería terriblemente injusto no apreciar que los maravillosos teclados ascendentes de ‘Pelican Man’ o los desarrollos hasta el infinito de ‘Raspberry Cane’ o ‘Mute’ recuerdan de verdad al mejor rock psicodélico que se ha hecho en los últimos años. En ese aspecto ‘Wondrous Bughouse’ está destinado a perdurar, porque dentro de esa lúgubre aura infantil que envuelve temas como ‘Sleep Paralysis’, una especie de nana terrorífica, encontramos una instrumentación profunda, dulce, extraña y enormemente expansiva al mismo tiempo, que en ocasiones parece esfumarse como la juventud que se nos escapará tarde o temprano; y, sobre todo, grandes melodías como las de ‘Dropla’ o ‘Pelican Man’ que terminan de confirmar a Trevor Powers como un compositor a tener muy en cuenta.

Calificación: 8,3/10
Lo mejor: ‘Mute’, ‘Dropla’, ‘Pelican Man’, ‘Raspberry Cane’
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Escúchalo: Deezer

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Publicado por
Jordi Bardají
Tags: youth lagoon