Manel / Atletes, baixin de l’escenari

Conocida es la historia de Constantino Romero repitiendo varias veces durante la ceremonia de clausura de los Juegos Olímpicos de Barcelona ’92 algo como «Atletes, baixin de l’escenari», en un fracasado intento de poner orden mientras los deportistas disfrutaban de bailes y jarana. Que Manel hayan decidido titular así su tercer disco no parece casual. En este caso los «atletas», los músicos en sus conciertos, llegaban a ser hasta doce (!). Poco a poco Manel han querido reducir su espacio a los cuatro músicos que son y no al equipo que forman en directo y vuelven ahora con un disco más austero en cuanto a instrumentación -comparado con los largos anteriores- y en el que se alejan del formato épico que los hizo destacar en 2009 y 2011, llegando a ser número 1 en España y consiguiendo sendos discos de oro y platino por ‘Els Millors Professors Europeus‘ y ‘10 milles per veure una bona armadura‘.


Los medios tiempos abundan en este ‘Atletes, baixin de l’escenari’, en el que no faltan las referencias pop en ‘Ai, Yoko’ o en ‘Banda de Rock’, que habla sobre las dificultades de ser músico y que al final se pregunta qué habrá sido de aquel grupo olvidado (Manel lo relacionan directamente con ‘El crepúsculo de los dioses’). Tampoco faltan las historias del día a día que han sabido siempre reflejar tan bien, convirtiendo el drama cotidiano en algo sanísimo. ‘Deixar-te un dia’ se plantea el dilema de dejar a una pareja, que en ocasiones parece algo ilegal, y en la que juegan con la liberación y con la ironía. ‘Mort d’un heroi romàntic’ es como un cantar de gesta sin estribillo que alcanza casi seis minutos de duración y que mantiene la línea costumbrista.

En el single ‘Teresa Rampell‘ está una de las claves de este disco, que coquetea con líneas de bajo cuasi funkys y en el que se perciben influencias de Yo La Tengo, como en la sentida ‘Vés Bruixot’ o ‘Fes-me petons’, con un coqueto verso: “ven a verme con souvenirs misteriosos / que me he puesto el traje bordado de flores”. De vuelta en el relato vital está ‘A veure què en fem’, que viene a desmontar esquemas y nos recuerda que cuando creemos que todo está atado finalmente aparecen fantasmas que impiden seguir.

La más nostálgica y con reminiscencias a Serrat podría ser ‘Imagina’t un nen’. Y ‘Quin dia feia, amics…’ es otra canción de amor en la que Guillem Gisbert le pide a su amada que no le interrumpa porque está muy inspirado escribiéndole una canción con tintes folk pop. El final es agridulce. ‘Un directiu em va acomiadar’ tiene forma de fábula y suena alegre, como pasada por un filtro de Camera Obscura, pero sin embargo mostrando una triste realidad: un directivo me va a despedir y tengo que obedecer y poner buena cara. Más historias llenas de gancho y atractivo en las que, la gran novedad -que el disco esté menos orquestado o sea más eléctrico- no impide que el grupo siga sonando clásico, como en los maravillosos arpeggios de ‘Ja era fort’, tan preocupado por las «canciones» como los «cantautores» de décadas pasadas.

Calificación: 8/10
Temas destacados: ‘Vés bruixot’, ‘Deixar-te un dia’, ‘Fes-me petons’, ‘A veure què en fem’
Te gustará si te gusta: la «canción» por encima de todo
Escúchalo: Deezer

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Publicado por
María Clara Montoya
Tags: manel