Centraron el repertorio en su último álbum, prueba definitiva de que no tienen que tirar de viejos clásicos para triunfar, porque sus greatest hits pueden ser tan recientes como los contenidos en su último álbum. Algún novato o algún nostálgico pudo echar de menos ‘Novocaine For The Soul’ o ‘Last Stop: This Town’, pero la gran mayoría disfrutó de lo lindo con ‘New Alphabet’, ‘Open My Present’ o ‘Peach Blossom’, no sólo interpretadas de manera magistral, sino además aumentadas con la teatralidad y el aire de maestro de ceremonias gospel de Mark Everett, quien abrazaba uno a uno a sus músicos y renovaba votos musicales con el guitarrista The Chet, celebrando sus diez años en los escenarios en una mini-ceremonia oficiada por el bajista, haciéndonoslo pasar en grande.
Además de los nuevos temas, Eels echaron una mirada atrás y también interpretaron ‘Fresh Feeling’, ‘Souljacker, part I’ o ‘Prizefighter’, incluso atreviéndose a versionar un clásico como ‘Oh Well’ de Fleetwood Mac (los Fleetwood Mac de la primera etapa bluesera con Peter Green la frente), para posteriormente clausurar la parte principal del set con el tema titular de su último LP. Hubo bis, por supuesto, y entonces fue cuando E hizo alguna concesión al pasado en un medley en el que combinó ‘Mr E’s Beautiful Blues’ y ‘My Beloved Monster’, finalizando con la tremenda ‘Fresh Blood’. Bastante bien, ¿no? Habíamos bailado, nos habíamos reído y estábamos buscando la salida hacia la calle cuando se empezaban a oír vítores del público. No estábamos alucinando: E y sus chicos salieron para ofrecer un bis sorpresa con la bailonga ‘Stick Together’ para terminar de colmar nuestras expectativas. Los que allí estuvimos encaramos el comienzo de semana con una sonrisa de satisfacción, y eso ya es más que suficiente para hacer ver lo que se vivió anoche. 9.
Foto: Facebook de Live Nation.