El trío llegó a Madrid convertido en sexteto. Los sonidos que grabaron en la isla de Spitsbergen y que dan las tonalidades de su último disco llegaron convertidos en samplers, en teclados y en todo tipo de pequeñas percusiones. Efterklang dio prioridad a ‘Piramida’ en el repertorio, tocándolo casi al completo, pero añadió también representación de casi todas sus épocas, cerrando el cuerpo principal del concierto con ‘Modern Drift’, que sonó perfecta.
A pesar de las diferencias de concepto y de sonido entre todas sus etapas, el concierto fue un bloque, las canciones se transformaban extendiéndose en pasajes instrumentales abstractos, fundiéndose unas con otras y finalizando en los bises con Casper Clausen cantando ‘Alike’ con su profunda voz sin amplificar en mitad del patio de butacas (el teatro Lara da mucho juego para hacer estas cosas) mientras el resto del grupo le acompañaba desde el escenario dejando de lado también los enchufes.
Acabado el espectáculo, la gente se puso de pie para aplaudir. Normal. La música de Efterklang puede gustar más o menos, pero sin duda la calidad de su directo es de las que marcan la diferencia.
Foto: María Clara Montoya.