¿Debemos esperar un disco nuevo este año o aún es muy pronto para saberlo?
Será este año segurísimo, aunque puede que no sea en formato LP. Tenemos canciones para medio disco, así que puede que volviendo de verano saquemos un avance en forma de EP o un par de sencillos porque los estamos tocando en directo y están funcionando muy bien. Y, claro, eso nos da ganas de entrar a grabarlos ya.
¿Cómo definiríais las nuevas canciones que ya tenéis?
Siguen la línea del primer disco pero evolucionado. Están asomando influencias e ideas que en el primer disco quedaron un poco diluidas. Las guitarras siguen siendo omnipresentes y claves en el sonido del grupo pero a la vez dejan más espacio para arreglos, sintetizadores, atmósferas… Todo está tendiendo a estar más elaborado pero sin perder la inmediatez de las canciones y la caña. Si no, no sería Odio París, claro.
¿Qué cosas estáis escuchando últimamente que quizá creéis que puedan tener alguna influencia directa o indirecta en el segundo disco de Odio París?
En el primer disco nos esforzamos mucho en conseguir una homogeneidad en el sonido de las canciones. Intentamos que todo el disco tuviera una unidad y un estilo más o menos concreto. De cara al segundo nos sentimos con más libertad para jugar con sonidos más cercanos a Spacemen 3, Kraftwerk, Vangelis, Echo & The Bunnymen, Joy Division, Suicide, Ultra Vivid Scene, Wire… También estamos escuchando mucho cosas modernas como Minks, Wild Nothing, Still Corners, Violens, Beach House, DIIV, Melody’s Echo Chambers, Tame Impala… Vamos, lo mismo que todo el mundo que le mole nuestro rollo. Los grupos coetáneos no suelen ser un influencia directa aunque se te quedan en la cabeza, claro está, y te influencian a la hora de componer.
Una de las cosas que marcó vuestro sonido en el primer disco fue la autoproducción. ¿Cambiaríais algo a día de hoy en el debut? ¿Creéis que insistiréis por vuestra cuenta o estáis barajando algún nombre?
No cambiaríamos nada. Tenemos la suerte de poder decir que hicimos el disco que queríamos hacer. ¿Consideramos que es un disco perfecto? No, en absoluto, pero para nosotros forma parte de su encanto. Cometimos novatadas y si lo grabáramos ahora lo haríamos muy distinto, pero claro, no sería el mismo disco y es un disco que nos sigue gustando muchísimo y del que nos sentimos muy orgullosos.
De cara al próximo vamos a contar con alguien que nos ayude con la producción. De hecho, si los planes salen como los tenemos previstos, contaremos con una pareja de productores/músicos a los que, además, admiramos mucho. Nos encanta autoproducirnos y hasta autograbarnos pero poder contar con alguien con más experiencia que nosotros nos resulta muy excitante ahora mismo y creemos que puede ser una pieza clave a la hora de dar un paso adelante con el sonido.
En el primer disco había una canción que se salía un poco de vuestro sonido, ‘Nana blanca’. Ahora que todo el mundo se inspira en la banda sonora de ‘Drive’, ¿desarrollaréis vuestro lado más sintético?
Los sintetizadores y las cajas de ritmos cada vez tienen más presencia como podemos ver en ‘Poupée de Cire, Poupée de Son’ o la revisión que hicimos de ‘Ya no existes’ y esto forma parte de las cosas nuevas que estamos introduciendo. Eso sí, somos y seguiremos siendo un grupo guitarrero. Los sintetizadores y las cajas de ritmos nos aportan profundidad y nos abren nuevos caminos sónicos, pero el día que grabemos una canción sin fuzz significará que tenemos que jubilarnos.