Sin embargo, aunque no haya un hit tan claro como ‘Voy a ponerme guapo’, el álbum remonta y sorprende hacia la mitad, a partir de esa canción llamada ‘Colimbo’ que, amén de su guiño a Underworld, hipnotiza con sus sintetizadores tanto como ‘Enola Gay’ o aquel ‘Oxygene’ de Jean Michel Jarre que conocíamos de pequeños a través de su vídeo con pingüinos
. Es en cortes así de etéreos donde Nitoniko consigue que lo cursi e infantil de sus letras (¡esas rimas en «-ado»!) se torne místico y misterioso, algo increíblemente atrayente. Algo que confirman pistas que aparecen después, como ‘Telescopio’, que parece una versión indie con ukelele de ‘Piel canela’; el saxo muy bien traído para ‘Infinito’ y sobre todo la bailable ‘Amateur’, justo con el desarrollo espectacular que habríamos querido para la aburrida ‘Presente’.Hay guiños de dream pop (‘Golpes de eco’) y muchas letras de amor, pero también autocoros con gorgoritos donde el indie nunca se atrevió a ponerlos y ciertos rasgos de personalidad propia muy reconocibles. ‘Rayos y centellas’ tiene sus defectos y una portada incomprensible, pero también curiosas virtudes que es una pena que el público se quede sin conocer por un puñado de prejuicios.
Nitoniko actúan hoy 8 de junio en el Pop Bar de la Sala Razzmatazz.
Calificación: 6/10
Lo mejor: ‘Amateur’, ‘Colimbo’, ‘Telescopio’
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Escúchalo: en Deezer